Page 3 - Carta a los hermanos Reconfigurandonos
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4.   Los Montfortianos en Colombia estamos en  un momento cru-
           cial: somos pocos, con muchas obras, con pocos recursos, con
           nuevas exigencias de parte de las diócesis y de los laicos… Vol-
           vemos a ser la pobre y pequeña compañía de misioneros que
           pidió nuestro padre fundador en 1706 (Carta 5). Y sentimos los
           mismos deseos de San Luis de Montfort: por un lado la vida dis-
           creta y escondida… continuar con lo que tenemos y con lo que
           hemos venido haciendo hasta ahora… sintiendo grandes anhelos
           de hacer amar a Nuestro Señor y a su Santísima Madre… Y por
           otro lado un imperioso e incontenible deseo de correr en forma
           pobre y sencilla a dar el catecismo a los pobres del campo y de
           excitar a los pecadores a la devoción a la Santísima Virgen… de
           vida misionera desinstalada, itinerante… a la Providencia… tras
           las huellas de los apóstoles pobres…


       5.   El padre de Montfort se decidió por la vida apos-
           tólica y a eso le dedicó todas sus energías, toda su   El riesgo de
           vida, siendo contemplativo en la acción. Fue un      ESCUCHAR
           misionero apostólico, itinerante, abandonado a la    los llamados…
           Providencia,  que decidió “correr en forma pobre y
           sencilla a dar el catecismo a los pobres del campo
           excitando a los pecadores a la devoción a la San-
           tísima Virgen” (Carta 5), haciéndoles renovar las
           promesas del Bautismo.



       6.   Pero no quiso hacerlo solo, le pidió ayuda al Señor: “…ante las ne-
           cesidades de la Iglesia, no puedo menos de pedir continuamen-
           te con gemidos una pequeña y pobre compañía de sacerdotes
           ejemplares que desempeñen ese ministerio bajo el estandarte y
           protección de la Santísima Virgen” (Carta 5).  Y el Señor lo es-
           cuchó y le concedió lo que él pedía con tanta insistencia. Nacie-
           ron las tres congregaciones: los misioneros de la Compañía de
           María, las Hijas de la Sabiduría y los Hermanos de San Gabriel.
           Y al lado de ellos los Asociados Laicos, hombres y mujeres, que
           comparten hasta hoy la misma espiritualidad y la misma misión.
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