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↑ ÍNDICE


                                                             El Secreto de María


                   Y  lo  que  añade  el  abad  Guerrico:  “No  creas  que  haya
                   mayor felicidad en morar en el seno de Abrahán –que se
                   llama paraíso– que en el seno de María, donde el Señor ha
                   colocado su trono.” 61

                       1.  Identificación vital con María

                   55  Esta consagración, vivida con fidelidad, produce en el
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                   alma frutos innumerables . El principal de los cuales es
                   hacer que María viva de tal modo en ti que ya no vivas tú,
                   sino María en ti (ver Gál 2,20), que el alma de María -por
                   decirlo así- venga a ser tu propia alma.

                   Cuando María, por una gracia inefable, pero real, reina en
                   tu corazón, ¡qué maravillas no realiza allí! Obra portentos
                   especialmente  en  el  corazón;  trabaja  secretamente  en
                   el  corazón,  sin  que  te  des  cuenta  siquiera.  Que,  si  lo
                   advirtieras, echarías a perder tanta belleza...


                       2.  Conocimiento de Jesucristo

                   56  María es, en todo lugar, la Virgen fecunda. Y cuando
                   habita  en  una  persona,  hace  brotar  en  ella  la  pureza
                   de  cuerpo  y  alma,  de  las  intenciones  y  proyectos,  y  la
                   fecundidad de las buenas obras. No creas, entonces, que
                   María, la más fecunda de todas las criaturas –pues llegó
                   hasta  engendrar  al  Hijo  de  Dios–  permanezca  ociosa  en
                   quien le es fiel. Ella te llevará a una vida de perseverante
                   comunión con Jesucristo y hará que Él viva en ti, conforme
                   a las palabras de san Pablo: Hijos míos, otra vez me causan
                   dolores de parto hasta que Cristo tome forma en Uds. (Gál 4,19;
                   ver VD 33).

                   Jesús  es  el  fruto  de  María  para  todos  y  cada  uno  de
                   nosotros. Mas para el cristiano que la acoge a Ella en su


                   61  Serm. I in Assumpt. B.M.V. n.4: PL 185,189B.
                   62  Estos efectos los expone Montfort en VD 213-225.
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