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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort


              misionero. En su testamento los “pone en manos del Obispo
              de La Rochela y del Señor Mulot para que los conserven”,
              no como objetos de museo, sino “para el uso de mis cuatro
              hermanos”. Prevé y desea que sean útiles.

              Sin duda los sucesores de Montfort tenían una gran
              veneración por el fundador y por las cosas que le
              pertenecieron. Sin embargo, la manera de tratar y conservar
              esas reliquias fue diferente a lo que hoy se haría. Los
              misioneros eran pocos y estaban acaparados por los
              compromisos apostólicos y por las inquietudes del gobierno,
              sin tiempo ni para descansar. Por otra parte, algunos de
              los escritos del fundador eran por su naturaleza un apoyo
              eficaz para su trabajo misionero. Utilizan, pues, el original
              y algunas muy raras copias.

              Sabiendo que los sucesores de Montfort  hacían uso de sus
              escritos originales para apoyar sus misiones y catequesis,
              es fácil comprender que hayan desaparecido, por ejemplo,
              algunas hojas  del Tratado de la Verdadera Devoción, que
              contenían ejercicios prácticos, cuando el manuscrito aún no
              había sido encuadernado.


              Luego viene  la Revolución Francesa. Las  turbas
              revolucionarias despojan e incendian la casa de los Padres
              igual que la comunidad de las Hermanas en San Lorenzo.
              El general Boucret se ufanará de haber quemado “a todo
              San Lorenzo”. Felizmente fueron sustraídos a toda prisa
              de la barbarie soldadesca los documentos más preciosos...
              “Durante la Revolución de 1793 nuestros registros y
              papeles fueron escondidos en las granjas vecinas de San
              Lorenzo. Los pobres granjeros, temerosos de ser juzgados
              por sospecha, si les encontraban tales documentos, los
              escondieron en la tierra. Podemos imaginar en qué estado
              nos han sido devueltos. Todavía se conservan algunos
              elementos de la época, pero son indescifrables; la escritura
              está borrada casi por completo”, dicen las Crónicas de Sor
              Agathange, Hija de la Sabiduría.
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