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↑ ÍNDICE


                                                 Métodos para Rezar el Santo Rosario


                   PODER Y DIGNIDAD DEL ROSARIO             5

                   49   «Por medio del Rosario, grandes pecadores de ambos
                   sexos  se  convertían  a  una  vida  santa  y  derramaban
                   abundantes lágrimas de arrepentimiento. Hasta los niños se
                   dedicaban a penitencias increíbles. La devoción hacia mí y
                   hacia mi Hijo florecía tanto, que parecía como si los ángeles
                   hubieran bajado a la tierra. La fe se fortalecía y muchos fieles
                   anhelaban morir por ella y luchar contra los herejes…»

                   50 «Y así, por la predicación de mi querido Domingo y la
                   fuerza del rosario, las tierras de los herejes fueron sometidas
                   a la Iglesia. Se hacían muchas limosnas, se edificaban iglesias
                   y hospitales, se llevaba una vida casta y honrada y se
                   producían numerosas maravillas. El desprecio del mundo,
                   el honor de la Iglesia, la justicia de los gobernantes, la paz
                   de los ciudadanos, la honestidad de las corporaciones y de
                   los hogares ponían de manifiesto una santidad eminente.
                   Mejor: los obreros empezaban el trabajo sólo después de
                   haberme saludado con el rosario y no querían descansar
                   sin haberme rezado de rodillas. En medio de la noche, si
                   recordaban haber olvidado el rendirme este homenaje, se
                   levantaban prontamente de la cama y me saludaban con
                   un respeto mayor y mezclado de arrepentimiento. Tal
                   era la fama del rosario, que sus devotos se consideraban
                   enseguida miembros de la Cofradía. Del pecador público
                   y del blasfemo se decía –a modo de refrán–: ‘Este no es de
                   los hermanos de Santo Domingo’. »

                   «No puedo silenciar los signos y prodigios que por medio
                   del rosario he realizado en varias regiones: por él detuve
                   pestes generales, puse fin a horribles guerras, curé fiebres,
                   flujos de sangre y otros males parecidos. Entonces de
                   verdad, el mundo gozaba de mis dones. Los ángeles del
                   cielo se alegraban por sus rosarios, la Santísima Trinidad



                   5  Justinus Miechovius, O.P., sobre las Lenatías Lauretanas, Discursus 313,
                      m.6.7.1.
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