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                                      Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen

                   desprecio  o  indiferencia  para  con  la  Santísima  Virgen,
                   cuyo culto y amor procuran disminuir con sus palabras y
                   ejemplos, abierta u ocultamente y, a veces, con pretextos
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                   aparentemente  válidos .  ¡Ay!  Dios  Padre  no  ha  dicho  a
                   María que establezca en ellos su morada, porque son los
                   Esaús.


                       4.  María, Madre de la Iglesia

                   31   Dios Hijo quiere formarse por medio de María y, por
                   decirlo así, encarnarse todos los días en los miembros de
                   su Cuerpo místico, y le dice: Entra en la heredad de Israel
                   (BenS 24,8).

                   Como si le dijera: Dios, mi Padre, me ha dado en herencia
                   todas las naciones de la tierra, todos los hombres buenos
                   y malos, predestinados y réprobos; regiré a los primeros
                   con cetro de oro; a los segundos, con vara de hierro; de
                   los primeros seré padre y abogado; de los segundos, justo
                   vengador;  de  todos  seré  juez.  Tú,  en  cambio,  querida
                   Madre mía, tendrás por heredad y posesión solamente a los
                   predestinados, simbolizados en Israel; como buena madre
                   suya, tú los darás a luz, los alimentarás y harás crecer, y,
                   como su soberana, los guiarás, gobernarás y defenderás.

                   32   Uno por uno, todos han nacido en ella (ver Sal 87 [86],6), dice
                   el Espíritu Santo. Según la explicación de algunos Padres,
                   un  primer  hombre  nacido  de  María  es  el  Hombre-Dios,
                   Jesucristo; el segundo es un hombre-hombre, hijo de Dios
                   y de María por adopción.

                   Ahora  bien,  si  Jesucristo,  Cabeza  de  la  humanidad,  ha
                   nacido de Ella, los predestinados, que son los miembros de
                   esta Cabeza, deben también, por consecuencia necesaria,
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                   nacer de Ella . Ninguna madre da a luz la cabeza sin los
                   miembros, ni los miembros sin la cabeza; de lo contrario,

                   25  Ver VD 63-65.94-95.
                   26  Ver VD 264.
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