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              Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort

              Sólo  María  permite  la  entrada  en  el  paraíso  terrestre
              a  los  pobres  hijos  de  la  Eva  infiel  para  pasearse  allí
              agradablemente con Dios (ver Gén 3,8), esconderse de sus
              enemigos con seguridad, alimentarse deliciosamente –sin
              temer ya a la muerte– del fruto de los árboles de la vida
              y de la ciencia del bien y del mal y beber a boca llena las
              aguas  celestiales  de  la  hermosa  fuente  que  allí  mana  en
              abundancia. Mejor dicho, siendo Ella misma este paraíso
              terrestre o tierra virgen y bendita de la que fueron arrojados
              Adán y Eva pecadores, permite entrar solamente a aquellos
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              a quienes le place para hacerlos llegar a la santidad .

              46   De siglo en siglo, pero de modo especial hacia el fin
              del  mundo,  todos  los grandes del pueblo buscan tu favor
              (Sal  45[44],13).  San  Bernardo  comenta  así  estas  palabras
              del Espíritu Santo: los mayores santos, las personas más
              ricas en gracia y virtud, son los más asiduos en implorar
              a  la  Santísima  Virgen  y  contemplarla  siempre  como  el
              modelo perfecto que imitar y la ayuda eficaz que les debe
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              socorrer .
              47      He  dicho  que  esto  acontecerá  especialmente  hacia
              el  fin  del  mundo  –y  muy  pronto–  porque  el Altísimo  y
              su  santísima  Madre  han  de  formar  grandes  santos  que
              superarán  en  santidad  a  la  mayoría  de  los  otros  santos
              cuanto los cedros del Líbano exceden a los arbustos. Así
              fue revelado a un alma santa cuya vida escribió de M. de
              Renty.

              48   Estos grandes santos, llenos de gracia y celo apostólico,
              serán escogidos por Dios para oponerse a sus enemigos,
              que bramarán por todas partes. Tendrán una excepcional
              devoción  a  la  Santísima  Virgen,  quien  les  esclarecerá
              con su luz, les alimentará con su leche, les guiará con su
              espíritu,  les  sostendrá  con  su  brazo  y  les  protegerá,  de

              40  Ver VD 261.
              41  San Bernardo (Inter opuscula), Serm. 4 in antif., Salve Regina: PL
                 184,1073.
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