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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort
2. CÓMO PEDIR LA SABIDURÍA
185 1. Debes pedir la Sabiduría con fe viva y firme, sin
titubear: Tienes que pedir con fe, sin titubear lo más mínimo
(Sant 1,6), pues quien tiene una fe vacilante no debe
esperar alcanzarla: No piense esa persona que va a recibir nada
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del Señor .
186 2. Debes pedirla con fe pura, sin apoyar la oración
en consolaciones sensibles, en visiones o revelaciones
extraordinarias.
Aunque esto pueda ser bueno y valedero –como lo fue para
algunos santos–, no deja de ser peligroso apoyarse en ello.
La fe es menos pura y meritoria cuanto más se fundamenta
en estas gracias extraordinarias y sensibles.
Razón más que suficiente para animarnos a pedirla al Señor
con toda la fe y ardor posibles la constituye cuanto nos
revela el Espíritu Santo acerca de la grandeza y hermosura
de la Sabiduría, de los deseos que Dios tiene de dárnosla y
de la necesidad que tenemos de poseerla.
187 La fe pura es el principio y el fruto de la Sabiduría
en el alma; a mayor fe corresponde mayor Sabiduría, y a
mayor Sabiduría, mayor fe.
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El justo –o el sabio– no vive sino de la fe , sin ver, sentir,
gustar ni vacilar. “Dios lo ha dicho o prometido”; éste es
el fundamento de todas sus plegarias y acciones, aunque
120 Sant 1,5-7. En su carta 15 a María Luisa de Jesús (mayo-abril de 1703:
BAC 93), escribe el P. de Montfort: “No, no cesaré nunca de pedir
este infinito tesoro. Y creo firmemente que lo alcanzaré. Aunque todos
los ángeles, los seres humanos y los demonios me digan lo contrario.
Pienso que tus plegarias son lo suficientemente eficaces... Aunque la
divina Sabiduría fuera imposible de lograr por los medios ordinarios de
la gracia -lo que no es cierto- resultaría posible de alcanzar gracias a la
fuerza con que la imploramos” (ver Carta 16, BAC, 93).
121 Ver Hab 2,4; Rom 1,17; Gál 3,11; Heb 10,38. Sobre las visiones y gracias
extraordinarias, ver SM 68-69.
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