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↑ ÍNDICE


                                                     El Amor de la Sabiduría Eterna

                   Nuestro Señor dijo a uno de sus servidores “Tengo cruces
                   tan preciosas, que es todo cuanto mi queridísima Madre
                   –siendo tan poderosa como es– puede alcanzar de mí en
                   favor de sus fieles servidores”.

                   178  ¡Oh sabios del mundo! ¡Varones ilustres de la tierra!
                   ¡Ustedes  son  incapaces  de  comprender  este  lenguaje
                   misterioso! ¡Aman demasiado los placeres, se preocupan
                   excesivamente de sus comodidades, aprecian demasiado
                   los bienes de este mundo, temen demasiado los desprecios
                   y  las  humillaciones!  En  una  palabra:  ¡son  demasiado
                   enemigos de la cruz de Jesucristo!

                   Sí,  estiman  y  alaban  la  cruz,  pero  en  general,  no  en
                   concreto la suya, de la cual huyen cuanto más pueden o
                   la llevan arrastrando de mala gana, entre murmuraciones,
                   impaciencias  y  lamentos.  Me  recuerdan  aquellas  vacas
                   que,  mugiendo  y  muy  a  pesar  suyo,  arrastraban  el  arca
                   de  la  alianza,  que  contenía  lo  más  precioso  del  mundo:
                   Caminaban mugiendo (1Sam 6,12).

                   179  El  número  de  los  necios  e  infelices  es  infinito,  dice
                   la Sabiduría (Ecle 1,15. Vulgata), porque es infinito el de
                   aquellos que no conocen el precio de la cruz y la llevan
                   a regañadientes. Pero ustedes, los verdaderos discípulos
                   de  la  Sabiduría  eterna,  que  han  experimentado  tantas
                   tentaciones  y  aflicciones,  que  padecen  persecuciones
                   por la justicia, que son considerados como la basura del
                   mundo...,  ¡consuélense,  regocíjense,  salten  de  alegría!
                   Porque la cruz que llevan es un don tan valioso, que lo
                   envidian los bienaventurados, sin poder participar ya de
                   él. Sobre ustedes descansa cuanta honra, gloria y virtud
                                                                       116
                   hay en Dios, y aun el Espíritu Santo reposa sobre ustedes ,
                   porque su recompensa es grande en los cielos, y aun ya
                   sobre la tierra, a causa de las gracias espirituales que la
                   cruz les obtiene.


                   116  1Pe 4,14:  “Si los escarnecen por ser cristianos, dichosos ustedes; eso
                      indica que el Espíritu de la gloria, que es el de Dios, reposa sobre ustedes”.
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