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              Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort

              Deja que todo esté abierto a Dios y para ello opta por Él,
              elige  a  Dios  una  y  otra  vez.  No  te  desalientes,  porque
              tienes la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y
              la santidad, en el fondo, es el fruto del Espíritu Santo en tu
              vida (ver Gal 5,22-23).” (G et E No.15)

              El Concilio Vaticano II en el capítulo VIII de la constitución
              dogmática  de  la  Iglesia  validó  como  plenamente  actual
              la oferta espiritual de Montfort tan rica en contenidos y
              elementos perennes a los cuales se seguirán incorporando
              “los nuevos datos doctrinales de la reflexión teológica y
              del magisterio eclesiástico”, Pablo VI.

              Según  el    gran  teólogo  Garrigou-Lagrange, “la idea
              maestra de la maternidad espiritual de María anima todo
              el  libro  que  se  desarrolla,  no  en  forma  mecánica  por  la
              yuxtaposición  de  sus  partes,  sino  de  manera  orgánica,
              como  crece  un  ser  vivo.  Se  siente  que  su  autor  está  tan
              plenamente  poseído  de  su  tema,  que  podría  hablar  de
              él sin detenerse y sin fatiga, y que todo lo que dijera no
              agotaría la fuente, y seguiría siendo inferior a las bellezas
              que percibe”.

              “Montfort  es  el  maestro  por  excelencia  de  la  devoción
              mariana.  En  su  Tratado  de  la  Verdadera  Devoción  a  la
              Santísima Virgen, la devoción de las élites y la devoción de
              las masas se encuentran y  se funden en una sola”: Henri
              Bremond.

              “María aparece…, como espacio de amor y de acción de
              las  Personas  de  la  Trinidad”,  y  Montfort  la  presenta  en
              una perspectiva relacional: “María es totalmente relativa a
              Dios, y yo la llamaría muy bien la relación con Dios, la que
              sólo existe en relación con Dios” (VD 225). Por esta razón
              la Toda Santa lleva hacia la Trinidad. Repitiéndole a diario
              “Totus tuus y viviendo en sintonía con ella, se puede llegar
              a la experiencia del Padre mediante la confianza y el amor
              sin límites (ver VD 169 y 215), a la docilidad al Espíritu

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