Page 412 - Obras_Completas_2da_Ed
P. 412
↑ ÍNDICE
Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen
Esta entrega, sin embargo, no perjudica en nada a las
obligaciones del estado presente o futuro en que se
encuentre la persona; por ejemplo, los compromisos de
un sacerdote, que, por su oficio u otro motivo cualquiera,
debe aplicar el valor satisfactorio e impetratorio de la Santa
Misa a un particular. Porque no se hace esta consagración
sino según el orden establecido por Dios y los deberes del
propio estado.
125 3. Esta devoción nos consagra, al mismo tiempo, a
la Santísima Virgen y a Jesucristo. A la Santísima Virgen,
como al medio perfecto escogido por Jesucristo para unirse
a nosotros, y a nosotros con Él. A Nuestro Señor, como a
nuestra meta final, a quien debemos todo lo que somos, ya
que es nuestro Dios y Redentor.
2. PERFECTA RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS
BAUTISMALES
126 He dicho que esta devoción puede muy bien definirse
como una perfecta renovación de las promesas del Santo
Bautismo.
De hecho, antes del Bautismo, todo cristiano era esclavo
del demonio, a quien pertenecía. Por su propia boca o
las de sus padrinos, renunció en el Bautismo a Satanás,
a sus pompas y a sus obras, y eligió a Jesucristo como
a su Dueño y Señor, para depender de Él en calidad de
esclavo de amor. Es precisamente lo que hacemos por la
presente devoción: renunciar –la fórmula de consagración
lo dice expresamente– al demonio, al mundo, al pecado y
a nosotros mismos y consagrarnos totalmente a Jesucristo
por manos de María. Pero hacemos algo más: en el
Bautismo hablamos ordinariamente por boca de otros - los
padrinos- y nos consagramos a Jesucristo por procurador.
Mientras que en esta devoción nos consagramos por
nosotros mismos, voluntariamente y con conocimiento de
causa.
413