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              Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort

                  Redentor; Salve, Reina de los cielos o Reina de los cielos
                  –según los tiempos litúrgicos–; el himno Salve, de mares
                  Estrella; la antífona ¡Oh gloriosa Señora!, el Magnificat,
                  etc., u otras piadosas plegarias de que están llenos los
                  devocionarios;
              7.   cantar y hacer cantar en su honor cánticos espirituales;
              8.   hacer en su honor cierto número de genuflexiones o
                  reverencias, diciéndole, por ejemplo, todas las mañanas
                  sesenta o cien veces: Dios te salve, María, Virgen fiel, para
                  alcanzar de Dios, por mediación suya, la fidelidad a la
                  gracia durante todo el día; y por la noche: Dios te salve,
                  María, Madre de misericordia, para implorar de Dios,
                  por medio de Ella, el perdón de los pecados cometidos
                  durante el día;
              9.   mostrar interés por sus cofradías, adornar sus altares,
                  coronar y embellecer sus imágenes;
              10.  organizar procesiones y llevar en ellas sus imágenes
                  y llevar una consigo, como arma poderosa contra el
                  demonio;
              11.  hacer pintar o grabar sus imágenes o su monograma y
                  colocarlas en las iglesias, las casas o los dinteles de las
                  puertas y entrada de las ciudades, de las iglesias o de
                  las casas;
              12.  consagrarse a Ella en forma especial y solemne.

              117   Existen muchas formas de verdadera devoción a la
                              84
              Santísima Virgen  inspiradas por el Espíritu Santo a las
              personas santas y que son muy eficaces para la santificación.
              Pueden leerse, en extenso, en El paraíso abierto a Filagia ,
                                                                  85
              compuesto por el R.P. Pablo Barry, S.J., quien ha recopilado
              en esta obra gran número de devociones practicadas por los
              santos en honor de la Santísima Virgen. Estas devociones
              constituyen maravillosos medios de santificación, siempre
              que se hagan con las debidas disposiciones, es decir: 1. con


              84  Los Padres del Concilio Vaticano II recuerdan y aprueban las devociones
                 marianas reconocidas por la Iglesia; ver LG 66; MC, Intr.
              85  El P. de Montfort recuerda las condiciones con las cuales las prácticas
                 exteriores de devoción a María se hacen santificadoras.
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