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↑ ÍNDICE
Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen
3. ESTA DEVOCIÓN NOS ALCANZA LA PROTECCIÓN
MATERNAL DE MARÍA
1. María se da a su esclavo
144 Tercer motivo. La Santísima Virgen es Madre de
dulzura y misericordia, y jamás se deja vencer en amor
y generosidad. Viendo que te has entregado totalmente
a Ella para honrarla y servirla y te has despojado de
cuanto más amas para adornarla, se entrega también a
ti plenamente y en forma inefable. Hace que te abismes
en el piélago de sus gracias, te adorna con sus méritos, te
apoya con su poder, te ilumina con su luz, te inflama con
su amor, te comunica sus virtudes: su humildad, su fe, su
pureza, etc.; se constituye tu fiadora, tu suplemento y tu
todo ante Jesús. Por último, dado que como consagrado
perteneces totalmente a María, también Ella te pertenece
en plenitud. De suerte que, en cuanto perfecto servidor
e hijo de María, puedes repetir lo que dijo de sí mismo
el evangelista San Juan: El discípulo la tuvo en su casa (Jn
104
19,27) como su único bien.
145 Este comportamiento, observado con fidelidad,
produce en tu alma gran desconfianza, desprecio y
aborrecimiento de ti mismo, y, a la vez, inmensa confianza
y total entrega en manos de la Santísima Virgen, tu
bondadosa Señora.
Como consagrado a Ella, no te apoyarás ya en tus propias
disposiciones, intenciones, méritos, virtudes y buenas
obras. En efecto, lo has sacrificado todo a Jesucristo, por
medio de esta Madre bondadosa. Por ello, ya no te queda
otro tesoro –y éste ya es tuyo– en donde estén todos tus
bienes que María.
Esto te llevará a acercarte a Nuestro Señor sin temor servil
ni escrúpulos y rogarle con toda confianza, y te hará
participar en los sentimientos del piadoso y sabio abad
104 VD 179.
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