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↑ ÍNDICE
Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen
ella se podrá, pues, decir, con toda verdad, que cuanto hace
–vele o duerma, coma o beba, realice acciones importantes
u ordinarias– pertenece a Jesús y a María gracias a la
consagración que ha hecho, a no ser que la haya retractado
expresamente. ¡Qué consuelo!
97
137 Además –como ya he dicho – no hay práctica que
nos libere más fácilmente de cierto resabio de amor
propio que se desliza imperceptiblemente en las mejores
acciones. Esta gracia insigne la concede Nuestro Señor
en reconocimiento por el acto heroico y desinteresado de
entregarle, por las manos de su santísima Madre, todo el
valor de las buenas acciones. Si ya en este mundo da el
céntuplo a los que por su amor dejan los bienes exteriores,
temporales y perecederos (ver Mt 19,29), ¿qué no dará a
quienes sacrifican aun los bienes interiores y espirituales?
138 Jesús, nuestro mejor amigo, se entregó a nosotros
sin reserva, en cuerpo y alma, con sus virtudes, gracias
y méritos. “Me ganó totalmente entregándose todo”,
dice San Bernardo. ¿No será, pues, un deber de justicia
y gratitud darle todo lo que podemos? Él fue el primero
en mostrarse generoso con nosotros; seámoslo con Él –lo
exige la gratitud–, y Él se manifestará aún más generoso
durante nuestra vida, en la muerte y por la eternidad: Eres
generoso con el generoso (ver Sal 18 [17],26).
2. ESTA DEVOCIÓN HACE QUE IMITEMOS EL
EJEMPLO DE JESUCRISTO
139 Segundo motivo que nos demuestra que es en sí justo
y ventajoso para el cristiano el consagrarse totalmente a la
Santísima Virgen mediante esta práctica a fin de pertenecer más
perfectamente a Jesucristo.
97 Ver VD 110.
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