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↑ ÍNDICE


                                             El Secreto Admirable del Santísimo Rosario

                   Así logró arrojar para siempre al demonio que no podía
                   soportar tan terrible cadena. El Beato Alano atestigua que
                   libró a muchos posesos, poniéndoles al cuello el Rosario.

                   87   El R. P. Juan Amât, O.P., predicaba la cuaresma en una
                   comarca del reino de Aragón. Cierto día le presentaron una
                   muchacha posesa. Intentó él varias veces exorcizarla, pero
                   inútilmente. Al  ponerle  al  cuello  el  rosario,  ella  empezó
                   a  gritar  y  aullar  espantosamente,  diciendo:  “¡Quítenme!
                   ¡Quítenme esos granos que me atormentan!”. El sacerdote
                   por compasión con la pobre joven, le quitó del cuello el
                   Rosario.

                   La  noche  siguiente,  mientras  el  Padre  descansaba  en  su
                   lecho  los  mismos  demonios  que  poseían  a  la  muchacha
                   se arrojaron rabiosamente contra él para apoderarse de su
                   persona. Pero, con la camándula que tenía en la mano -no
                   obstante los esfuerzos que hicieron para quitársela- azotó y
                   echó fuera a los demonios, diciendo: “¡Santa María, Virgen
                   del Rosario, socórreme!”

                   Cuando, a la mañana siguiente, el sacerdote se dirigía a la
                   iglesia, encontró a la pobre joven aún posesa. Uno de los
                   demonios empezó a gritar burlándose de él: “¡Hermano,
                   si no hubieras tenido tu rosario, ya hubiéramos acabado
                   contigo!” Entonces el Padre arrojó de nuevo el rosario al
                   cuello de la joven, diciendo: “Por los nombres sacratísimos
                   de Jesús y de María, su Madre santísima, y por la virtud
                   del Santísimo Rosario, ¡Les conjuro, espíritus malignos, a
                   que salgan inmediatamente de este cuerpo!” Los diablos
                   tuvieron que obedecer y la joven quedó libre.


                   Estos hechos ponen de relieve cuál es la fuerza del Santo
                   Rosario para vencer toda clase de tentaciones diabólicas
                   y toda suerte de pecados, porque las cuentas benditas del
                   Rosario los ponen en fuga.




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