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                                                                     Cartas


                   misiones monfortianas, Hijas de la Sabiduría... Entre las
                   múltiples reflexiones que suscita esta correspondencia, la
                   de más interés e importancia es quizá la que resalta la línea
                   constante y perfecta de la trayectoria espiritual de Luis
                   María Grignion de Montfort. Su actitud se podría expresar
                   así: toda la vida de Luis María fue marcada y guiada por el
                   amor de la Sabiduría eterna y encarnada, Jesucristo, Hijo
                   único de Dios en la eternidad, Hijo único de María en el
                   tiempo de la Encarnación.

                   En su carne Luis María experimentó la sabiduría del
                   “lenguaje de la cruz”: 1Co 1,18; y se dedicó a ignorarlo todo
                   excepto a Jesucristo crucificado: 1Co 2,2. El amor de Dios,
                   “Dios Sólo” ilumina y dirige su vida y su camino. Cada vez
                   más le fascina la divina Sabiduría. Lo seduce a seguir los
                   caminos que conducen al Calvario  dejando entrever ya y
                   vivir los esplendores de la aurora en espera de la luz y de la
                   gloria. Las humillaciones más punzantes, las más amargas
                   persecuciones purifican  su amor y hacen irradiar su gozo.
                   Vuelve a vivir la experiencia de San Pablo con quien dice:
                   “Me siento lleno de consuelo. Reboso de alegría en medio de todas
                   mis penalidades” 2Co 7,4. “Con Cristo estoy crucificado, y ya no
                   vivo yo, vive en mí Cristo” Ga 2,19-20.

                   La correspondencia de San Luis María es el espejo de su
                   alma y de su vida y lo proyecta como un testigo ardiente
                   del Amor. Esta perspectiva espiritual atraviesa toda su vida,
                   compromete toda su acción misionera y proyecta toda su
                   visión de guía, testigo y doctor de la Iglesia que sirvió él y
                   seguirán sirviendo los discípulos de Jesucristo suscitados
                   por el dinamismo de la Sabiduría divina encarnada
                   ininterrumpidamente en el tiempo.


                   Su pensamiento es la expresión de su experiencia de Dios
                   comunicada a través de sus Cartas y de todos sus escritos.
                   Cada página de las Obras Completas es un segmento de la
                   línea proyectada a lo largo de su vida  y continuada a través
                   de la Compañía de María, de la familia monfortiana y de
                                                                       65
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