Page 693 - Obras_Completas_2da_Ed
P. 693

↑ ÍNDICE


              Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort


              la gente. Porque no está bien que por su caridad universal
              destruya el abandono a la Providencia que profesan los
              misioneros para el bien mismo de las gentes.

              52  3. Uno o dos misioneros van –cuando les sea posible–
              quince días antes de la misión para anunciarla, a fin de que
              mediante este pregón fervoroso: 1º hagan cesar el pecado;
              2º preparen el camino a Jesucristo, como lo hacían los
              discípulos que el Señor enviaba de dos en dos a los lugares
              adonde se dirigía, (ver Lc 10,1); 3º organicen la oración,
              para merecer la gracia de la misión, inspirando para ello
              a las gentes que recen todos los días el rosario de quince o
              cinco misterios. Así, cuando lleguen, lo hallarán todo bien
              dispuesto.

              53  4. Procuran que el número de personas a quienes dan
              la misión sea proporcionado al número de misioneros
              que  la  predican,  porque  “quien  mucho  abarca,  poco
              aprieta”. Por consiguiente, no predican la misión más que
              a una parroquia, si es grande, o a determinado número de
              pequeñas parroquias, vecinas unas de otras. Y no admiten,
              sino por privilegio especial del superior, a ningún feligrés
              perteneciente a parroquias que no estén señaladas para la
              misión. No quiero decir que les prohíban oír la predicación,
              puesto que la iglesia y la palabra de Dios son para todos.
              Pero no les atienden en confesión, para que así los feligreses
              de la parroquia donde trabajan se vean más santamente
              impelidos  a  confesarse,  sin  que  puedan  pretextar  con
              fundamento que confiesan a los forasteros antes que a los
              que reciben la misión.

              54  5. En los días de trabajo predican regularmente mañana
              y tarde, según la comodidad de las gentes a quienes tratan
              de ganar para Cristo. Su predicación no debe durar, de
              ordinario, más de tres cuartos de hora y no pasar de una
              hora. En los días de fiesta, además de estas dos ocasiones,
              predican también en la misa mayor. Y hacia la una de la
              tarde dan una conferencia para instruir a los fieles.
              694
   688   689   690   691   692   693   694   695   696   697   698