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La Compañía de María, Regla de los Sacerdotes Misioneros
todas las tormentas como una roca, sin conmoverse ni ceder,
dejando a la verdad que él proclama, y que naturalmente
engendra odio, el encargo de liberarle de la mentira: la verdad
me hará libre, (Jn 8,32), y que intervendrá a su favor tarde o
temprano, con tal que se le permita obrar.
65 15. En fin, recuerdan que Jesucristo les envía, igual que
a los apóstoles, como corderos en medio de lobos, (Lc 10, 3). Es,
pues, necesario que imiten la dulzura, humildad, paciencia
y caridad del cordero, a fin de transformar, por este medio
tan divino, los lobos mismos en corderos.
8. DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO EN LAS MISIONES
66 1. Se levantan en todo tiempo a las cuatro, como los
misioneros de la Compañía de Jesús y los Vicentinos, a no
ser que la santa obediencia les ordene otra cosa a causa de
alguna indisposición.
67 2. A las cuatro y media –si el director no les prescribe
otra ocupación, como celebrar la santa misa, entonar
cánticos para los fieles, hacer alguna lectura, etc.– se dedican
durante media hora a la oración mental, rezan las horas
menores y se preparan, en la forma acostumbrada, para la
santa misa.
68 3. A las seis, poco más o menos –según la época de la
misión– celebran, uno tras otro, la santa misa, siguiendo el
orden señalado por el director.
69 4. Se sientan lo más pronto posible al confesionario,
antes o después de la predicación, hasta las once en punto.
70 5. Predican, ordinariamente, entre las siete y las ocho
de la mañana durante el invierno. En verano, entre las seis
y las siete, a la hora más apropiada para las gentes.
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