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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort
A LOS ASOCIADOS
DE LA COMPAÑÍA DE MARÍA
1 No temas, pequeño rebaño, porque Dios tu Padre se ha
complacido en darte el Reino, (Lc 12,32).
No teman, aunque, naturalmente tengan todos los
motivos para temer. No son más que un débil rebaño,
tan pequeño que hasta un niño lo puede contar, (Is 10,19).
En cambio, las naciones, los mundanos, los avaros, los
voluptuosos, los libertinos se juntan a millares para
hacerles la guerra con sus burlas, sus calumnias, sus
desprecios y violencias: Se levantan los reyes de la tierra y
sus jefes: conspiran, (Sal 2,2).
2 Ustedes son pequeños; ellos grandes.
Ustedes, pobres; ellos, ricos.
Ustedes, débiles; ellos tienen el poder en su mano.
Pero, una vez más, no teman, sí, no teman voluntariamente.
Escuchen a Jesucristo que les dice: Soy yo; no teman, (Mt
14,27). Soy yo quien los ha escogido, (Jn 15,16). Soy yo, su buen
pastor. Yo los reconozco como ovejas mías, (Jn 10,14). No se
extrañen de que los odie el mundo, (1 Jn 3,13), sepan que primero
me odió a mí, (Jn 15,18). Si fueran del mundo, el mundo los
amaría como a cosa suya; pero siendo así que no son del mundo,
(ver 15,19) tienen que padecer su odio, sus calumnias, sus
injusticias, sus desprecios, sus ultrajes.
3 Yo soy su protector, (Gn 15,1) y su defensa, pequeña
Compañía, les dice el Padre Eterno; los tengo grabados en
mi corazón y escritos en mis manos, (Is 49,16), para amarlos
y defenderlos porque han colocado su confianza en mí y no
en los hombres, en mi Providencia y no en el dinero. Yo los
libraré de los lazos que les tienden, de las calumnias que
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