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                                                                 Carta No. 21


                   En la nueva familia a la que ahora pertenezco, estoy
                   desposado con la Sabiduría y con la cruz. Ellas constituyen
                   todos mis tesoros temporales y eternos, terrenos y celestes.
                   Tesoros tan grandes que, si los conocieran, Montfort sería
                   envidiado por los mayores ricos y poderosos de la tierra.

                   Nadie -o, a lo sumo, muy pocos- conoce los secretos de que
                   hablo. Tú los conocerás en la eternidad, si logras la dicha
                   de salvarte, pues es posible que así no sea; tiembla y ama
                   más intensamente.

                   Conjuro a mi padre, de parte de mi Padre del cielo, a que no
                   toque la pez, porque se manchará con ella (ver BenS 13,1); a
                   que no se alimente de la tierra, porque se atragantará; a que
                   no aspire humo, porque se asfixiará. Que ponga en práctica
                   la huida y desprecio del mundo y la devoción a la santísima
                   Virgen, en que me declaro todo suyo y de mi padre.

                   Saludo a tu ángel de la guarda y soy todo tuyo en Jesús y
                   María.

                   Montfort, sacerdote y esclavo indigno de Jesús que vive en
                   María.


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                                    Al párroco de Bréal
                                                              8
                              De San Lázaro, 17 de febrero de 1708 .

                   Con ocasión de la fiesta de Todos los Santos en 1707, Luis María
                   había predicado una misión en Bréal, diócesis de San Maló. El
                   Párroco, gran amigo suyo, quedó muy satisfecho y le escribió
                   pidiéndole volver los tres días antes de la Ceniza de 1708.
                   Imposibilitado por muchas ocupaciones, el misionero responde,
                   encomendándole a sus queridos soldados. Lo reemplazará el
                   Hermano Maturín.

                   8  San Lázaro se halla en las cercanías de Montfort-sur-Meu. Allí se
                      encuentra una ermita, a la que Montfort se había retirado en el intervalo
                      de sus misiones.
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