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              Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort

              y de las llamas del infierno y merecernos una eternidad
              feliz.

              46  Su oferta es aceptada; la decisión, tomada y decretada:
              la Sabiduría eterna, es decir, el Hijo de Dios, se hará hombre
              en el momento oportuno y en las circunstancias señaladas.


              Durante  los  cuatro  mil  años  aproximadamente  que
              transcurrieron  desde  la  creación  y  el  pecado  de  Adán
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              hasta la encarnación  de  la divina  Sabiduría ,  Adán  y
              sus  descendientes  murieron,  conforme  a  la  ley  dictada
              contra ellos por Dios. Pero, en previsión de la encarnación
              del  Hijo  de  Dios,  recibieron  gracias  para  obedecer  a
              los  mandamientos  y  hacer  digna  penitencia  en  caso  de
              transgresión, y, si murieron en gracia y amistad con Dios,
              sus almas descendieron al limbo a esperar que su Salvador
              y Libertador les abriera las puertas del cielo.



              2.   DURANTE EL TIEMPO ANTERIOR A LA
                 ENCARNACIÓN


              47  Durante el tiempo que precedió a la encarnación, la
              Sabiduría  eterna  testificó  de  mil  maneras  a  los  hombres
              la amistad que les tenía y el anhelo de comunicarles sus
              beneficios y dialogar con ellos: Disfrutaba con los hombres
              (Prov 8,31). Ella misma va de un lado a otro buscando a los
              que la merecen (Sab 6,16), esto es, a personas dignas de su
              amistad, dignas de sus tesoros, dignas de su persona. Se
              ha difundido por diversas naciones en las personas santas
              para transformarlas en amigas de Dios y en profetas. Ella
              sola formó a todos los santos patriarcas, a los amigos de
              Dios,  a  los  profetas  y  santos  del  Antiguo  y  del  Nuevo
              Testamento (Sab 7,27; cf. 7,14).

              36  La suma de cuatro mil años, se tomaba siguiendo la cronología ofrecida
                 por la Biblia, desde la prehistoria bíblica: Gén 1-11. Hoy sabemos que
                 estas fechas, así como las edades de los patriarcas, buscan simplemente
                 llenar el espacio entre la creación y el comienzo de la historia bíblica, en
                 Abrahán, padre de los creyentes (Gén 12).
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