Page 262 - Obras_Completas_2da_Ed
P. 262

↑ ÍNDICE


                                                      Carta a los Amigos de la Cruz


                   El que me sigue no camina en tinieblas (Jn 8,12). ¡Ánimo, yo he
                   vencido al mundo! (Jn 16,33).



                   2.   LOS DOS BANDOS: EL DE JESUCRISTO
                       Y EL DEL PECADO

                                                              3
                   7   Ahí tienen, queridos Amigos, los dos bandos , con que a
                   diario nos encontramos: el de Jesucristo y el del pecado. A
                   la derecha (Mt 6,24), el de nuestro amable Salvador. Avanza
                   por un camino más estrecho y reducido que nunca, a causa
                   de la corrupción del mundo. El divino Maestro encabeza el
                   desfile. Avanza con los pies descalzos, la cabeza coronada
                   de espinas, el cuerpo ensangrentado. Lleva a cuestas una
                   pesada cruz. Sólo le sigue un puñado de personas; eso sí,
                   las más valientes. Porque la voz de Jesús es tan suave que
                   no se la puede escuchar en medio del tumulto del mundo
                   o porque hace falta el valor necesario para seguirlo en la
                   pobreza, los dolores, las humillaciones y demás cruces que
                   es preciso llevar para servir al Señor todos los días.

                   8   A la izquierda, el bando del pecado o del demonio (Mt
                   25,33). Bando mucho más numeroso, espléndido y vistoso,
                   al menos en apariencia. Lo más selecto del mundo corre
                   hacia él. Las gentes se apretujan, aunque los caminos son
                   anchos y más espaciosos que nunca, porque las multitudes
                   transitan  por  ellos  como  torrentes.  Sus  senderos  están
                   tapizados de flores, bordeados de diversiones y placeres,
                   cubiertos de oro y plata (Mt 7,13-14).

                   9   A la derecha, el pequeño rebaño (Lc 12,32) que sigue a
                   Jesucristo:  habla  sólo  de  lágrimas,  penitencia,  oración
                   y  desprecio  a  lo  mundano.  Se  oyen  allí  continuamente
                   palabras como éstas entrecortadas por sollozos: “Suframos,
                   gimamos,  ayunemos,  oremos,  ocultémonos,  vivamos

                   3  Ver Mt 6,24; Lc 16,13. El P. de Montfort escribió su carta el último día
                      de su retiro (AC 1). La mención de los dos bandos podría venir de los
                      Ejercicios de San Ignacio.
                                                                      263
   257   258   259   260   261   262   263   264   265   266   267