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↑ ÍNDICE


                                                      Carta a los Amigos de la Cruz


                   extravíen,  en  sombra  ante  el  calor  asfixiante,  en  vestido
                   ante la lluvia que les cala hasta los huesos y el frío que les
                   hiela, en vehículo si el cansancio les consume, socorro en la
                   adversidad que les acosa, báculo en el camino resbaladizo
                   y puerto en medio de las borrascas que les amenazan con
                                     26
                   ruina y naufragio” .
                      3)  Las llagas y dolores de Jesús crucificado

                   57  Contemplen, en tercer lugar, las llagas y dolores de Jesús
                   crucificado, que les pide personalmente: “¡Todos ustedes los
                   que  pasan por el camino, lleno de espinas y cruces por el que
                   yo he transitado, miren y fíjense!” (Lam 1,12): miren con
                   los ojos corporales, fíjense con los ojos de la contemplación
                   si  su  pobreza  y  desnudez,  menosprecios,  dolores  y
                   desamparos son semejantes a los míos. “¡Mírenme a mí, el
                   inocente; quéjense ustedes, los culpables!”.


                   El Espíritu Santo nos ordena, por boca de los apóstoles,
                   que miremos a Jesús crucificado, (ver Gal 3,1) nos manda
                   que  nos  armemos  con  estos  pensamientos  (Ver  1Pe
                   4,1)  que  constituyen  el  arma  más  penetrante  y  terrible
                   contra nuestros enemigos. Cuando les asalte la pobreza,
                   la  abyección,  el  dolor,  la  tentación  y  las  demás  cruces,
                   ármense con el pensamiento de Jesús crucificado, que les
                   servirá de escudo y coraza, de casco protector y espada de
                   dos filos (Ef 6,11-18). En él hallarán la solución a todas las
                   dificultades y el triunfo sobre cualquier enemigo.

                      4)  Arriba el cielo; abajo, el infierno

                   58    En  cuarto  lugar,  contemplen  la  espléndida  corona
                   que les aguarda en el cielo, si saben llevar bien la cruz. El
                   pensamiento del galardón mantuvo fieles en la fe, durante
                   la persecución, a los patriarcas y a los profetas, y animó a los
                   apóstoles y a los mártires en sus trabajos y padecimientos.


                   26  Breviario Romano, Itinerario, 1a y 2a oración.
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