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              Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort

              apocadas, mojigatas y hurañas a las personas que cultivan
              la vida interior, se retiran del mundo y trabajan más dentro
              que fuera.

              188   3) Los réprobos apenas si se interesan por la devoción
              a  la  Santísima  Virgen,  Madre  de  los  predestinados.  Es
              verdad que no la aborrecen formalmente, algunas veces
              le tributan alabanzas, dicen que la aman y hasta practican
              algunas devociones en su honor. Pero, por lo demás, no
              toleran que se la ame tiernamente, porque no tienen para
              con Ella las ternuras de Jacob. Censuran las prácticas de
              devoción, a las cuales los buenos hijos y  servidores de
              María permanecen fieles para ganarse el afecto de Ella. No
              creen que esta devoción les sea necesaria para salvarse.
              Pretenden  que,  con  tal  de  no  odiar  formalmente  a  la
              Santísima Virgen ni despreciar abiertamente su devoción,
              merecen la protección de la Virgen María, cuyos servidores
              son porque rezan y dicen entre dientes algunas oraciones
              en su honor, pero carecen de ternura para con Ella y evitan
              comprometerse en una conversión personal.

              189   4) Los réprobos venden su derecho de primogenitura,
              es decir, los goces del cielo, por un plato de lentejas, es
              decir, por los placeres de la tierra. Ríen, beben, comen, se
              divierten, juegan, bailan, etc., sin preocuparse –como Esaú–
              por hacerse dignos de la bendición del Padre celestial. En
              pocas  palabras:  sólo  piensan  en  la  tierra,  sólo  aman  las
              cosas de la tierra, sólo hablan y tratan de las cosas de la
              tierra y de sus placeres, vendiendo por un momento de
              placer, por un humo vano de honra y un pedazo de tierra
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              dura, amarilla o blanca , la gracia bautismal, su vestido
              de inocencia, su herencia celestial.

              190    5) Por último, los réprobos odian y persiguen sin tregua
              a los predestinados, abierta o solapadamente. No pueden
              soportarlos: los desprecian, los critican, los contradicen,
              los injurian, los roban, los engañan, los empobrecen, los

              141  Ver SA 27; “tierra amarilla o blanca” es oro y plata.
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