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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort
sabes –añadió ella– que la principal pieza de combate ha
sido el salterio angélico, que es el fundamento del Nuevo
Testamento. Por ello, si quieres ganar para Dios esos
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corazones endurecidos, predica mi salterio» .
Levantóse el Santo muy consolado. Inflamado de celo
por la salvación de aquellas gentes, entró en la catedral.
Al momento repicaron las campanas para reunir a los
habitantes, gracias a la intervención de los ángeles. Al
comenzar él su predicación, se desencadenó una terrible
tormenta, tembló la tierra, se oscureció el sol, truenos y
relámpagos repetidos hicieron palidecer y temblar a
los oyentes. El terror de éstos aumentó cuando vieron a
una imagen de la Santísima Virgen, expuesta en lugar
prominente, levantar los brazos al cielo por tres veces para
pedir a Dios venganza contra ellos, si no se convertían y
recurrían a la protección de la Santa Madre de Dios.
Quería el cielo con estos prodigios promover esta nueva
devoción del Santo Rosario y hacer que se la conociera
más. Gracias a la oración de Santo Domingo, se calmó
finalmente la tormenta, él prosiguió su predicación
explicando con tanto fervor y entusiasmo la excelencia
del Santo Rosario que casi todos lo habitantes de Tolosa
lo aceptaron, renunciando a sus errores. En poco tiempo
se experimentó un gran cambio de vida y costumbres en
la ciudad.
9 Ver VD. 249-254.
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