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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort
él, pero sin contrición alguna de sus pecados, me honran
con los labios, aunque su corazón está lejos de mí.
He dicho “o estar, al menos, resuelto a salir del pecado”:
1. Porque si fuera necesario estar en gracia de Dios para
orar en forma que le agrade, la consecuencia sería que
quienes están en pecado mortal no deberían orar -no
obstante tener más necesidad de ello que los justos- y,
por consiguiente, no debería aconsejarse a un pecador
que rece el Rosario o parte del mismo, porque le sería
inútil. Lo cual es un error condenado por la Iglesia.
2. Porque, si te inscribes en alguna cofradía de la Santísima
Virgen, rezas el Rosario o parte de él u otra oración con
voluntad de permanecer en el pecado o sin intención
de salir de él, pasarías a ser del número de los falsos
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devotos de la Santísima Virgen y de los devotos
presuntuosos e impenitentes que bajo el manto de
María, el escapulario sobre el pecho y el Rosario en
la mano, van gritando: “Santa y bondadosa Virgen,
yo te saludo, ¡oh María!” y entre tanto, crucifican y
desgarran cruelmente a Jesucristo con sus pecados y,
desde las más santas cofradías de Nuestra Señora, caen
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lastimosamente en las llamas del infierno .
118 Aconsejamos el Rosario a todo el mundo:
– a los justos , a fin de que perseveren y crezcan en
gracia de Dios;
– a los pecadores, para que salgan de sus pecados.
Pero no agrada ni puede agradar a Dios el que exhortemos
a un pecador a hacer del manto protector de la Santísima
Virgen, un manto de condenación para ocultar sus
crímenes y cambiar el Rosario –que es remedio de todos
los males– en veneno mortal y funesto. ¡La corrupción de
lo mejor es la peor!
36 Ver VD 93-104
37 Ver VD 98
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