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              Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort

              ello: colócate en presencia de Dios, pensando en que Él
              y su Santísima Madre te están mirando, que tu ángel de
              la  guarda  está  a  tu  derecha  recogiendo  tus  Avemarías
              bien  dichas,  como  otras  tantas  rosas  para  tejer  con  ellas
              una corona a Jesús y a María y que, por el contrario, el
              demonio se halla a tu izquierda y merodea a tu alrededor
              para devorar tus Avemarías dichas sin atención, devoción
              ni modestia y anotarlas en su libro de muerte. Sobre todo,
              no omitas ofrecer cada decena en honor de los misterios.
              Represéntate  en  la  imaginación  al  Señor  y  su  Santísima
              Madre en el misterio que contemplas.


              121   Se lee en la vida del Beato Hermann, premonstratense,
              que,  cuando  rezaba  el  Rosario  con  devota  atención  y
              meditando los misterios, se le aparecía la Santísima Virgen,
              resplandeciente de luz, hermosura y majestad. Habiéndose
              enfriado  más  tarde  su  devoción,  rezaba  el  Rosario  de
              carrera y sin atención. Se le apareció la Virgen María con
              el  semblante  arrugado,  triste  y  repulsivo.  Hermann  se
              sorprendió por semejante cambio. Ella le explicó entonces:
              «Me  presento  ante  tus  ojos,  como  me  hallo  en  tu  alma.
              Pues me tratas como a persona ruin y despreciable. ¿Qué
              fue de aquellos tiempos en que me saludabas con  respeto
              y atención y meditabas mis misterios y grandezas?»



              CUADRAGESIMOTERCERA ROSA

                  Combatir enérgicamente las distracciones.

              122   Así como no hay oración más meritoria para el alma
              ni  más  gloriosa  para  Jesús  y  María  que  el  Rosario  bien
              dicho, tampoco no hay nada más difícil que rezarlo bien y
              con perseverante atención.

              Esto,  principalmente  a  causa  de  las  distracciones  que
              surgen  así  naturalmente  de  la  repetición  continua  de  la
              misma plegaria.
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