Page 590 - Obras_Completas_2da_Ed
P. 590
↑ ÍNDICE
El Secreto Admirable del Santísimo Rosario
María, gracia plena! La Reina del cielo se acercó al lecho de
la hermana mayor y le dijo: «Te saludo, ¡hija mía! ¡Tú me
has saludado frecuentemente y muy bien! ¡Vengo a darte
las gracias por el hermoso vestido que me hiciste!» Las dos
santas vírgenes que la acompañaban también le dieron las
gracias. Después desaparecieron las tres.
Una hora más tarde, volvió la Santísima Virgen con sus dos
compañeras a la habitación, vestida con un traje, sin oro ni
resplandor. Se acercó al lecho de la segunda hermana y
le dio las gracias por el traje que le había confeccionado
rezando el Rosario. Como ella había visto a la Santísima
Virgen aparecerse a su hermana mayor mucho más
resplandeciente, le preguntó el motivo de la diferencia.
«¡Tu hermana –respondió María– me tejió vestidos mejores,
rezándome el Rosario mejor que tú!».
Aproximadamente una hora más tarde, aparecióse por
tercera vez la Santísima Virgen a la más joven de las
hermanas. Venía vestida con un harapo sucio y roto y le
dijo: «¡Hija mía, así me has vestido. ¡Gracias!».
La joven, cubierta de confusión, exclamó: “Ah, ¡Señora
mía! Perdón por haberte vestido tan mal. ¡Dame tiempo
suficiente para hacerte un traje hermoso, rezando mejor el
Rosario!” Cuando desapareció la visión, contó la afligida
joven al confesor cuanto le había ocurrido. Este la animó
a ella y a sus hermanas a rezar el Rosario durante el año
siguiente con mayor perfección que nunca. Hiciéronlo así.
Y, al cabo del año –siempre en el día de la Purificación– al
atardecer, se les apareció la Santísima Virgen, vestida con
hermosísimo traje y acompañada de Santa Catalina y Santa
Inés, que llevaban coronas, y les dijo: «¡Hijas mías, estad
seguras, del reino de los cielos! ¡Mañana entraréis en él con
gran alegría!» A lo cual respondieron ellas: “¡Preparado
está nuestro corazón, amadísima Señora, preparado está
nuestro corazón!”(Ver Sal 57[56],8 ; 108[107], 2). Y la visión
desapareció.
591