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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort
195 No pienses que la Sabiduría –que es más pura que
los rayos del sol– vaya a entrar en un alma y cuerpo
manchados por los placeres de los sentidos. Ni te imagines
que conceda descanso y paz inefables a quienes aman la
compañía y vanidades del mundo. Al que salga vencedor
le daré el maná escondido (Ap 2,17). Aunque esta amable
Soberana –gracias a su luz infinita– conoce y distingue en
un instante todas las cosas, busca, no obstante, a quienes
son dignos de ella: Ella misma va de un lado a otro buscando
a los que la merecen (Sab 6,16). Busca, porque el número de
éstos es tan reducido, que encuentra a muy pocos bastante
desapegados del mundo, suficientemente interiores y
mortificados y, por tanto, dignos de ella: de su persona, de
sus tesoros y de su amistad.
2. CÓMO MORTIFICARSE
196 La Sabiduría exige para comunicarse una mortificación
universal y continua, valerosa y discreta. No se contenta
con una mortificación a medias y de pocos días.
Para alcanzar la Sabiduría te es necesario:
1. Vivir en auténtica pobreza interior y exterior
197 Renunciar efectivamente a los bienes del mundo,
como lo hicieron los apóstoles, los discípulos, los primeros
cristianos y los religiosos. Es el modo más rápido, mejor
y más eficaz, para alcanzar la Sabiduría; o, por lo menos,
desligar el corazón de esos bienes y poseerlos como si no
los poseyeras, sin afanarte para adquirirlos, sin inquietarte
por conservarlos, sin impacientarte ni lamentarte cuando
los pierdas. Todo esto ciertamente es bien difícil de
practicar.
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