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↑ ÍNDICE


                                                     El Amor de la Sabiduría Eterna

                        2 . Romper con lo mundano


                   198  No adoptar las modas de los mundanos en vestidos,
                   muebles, habitaciones, comidas, costumbres o actividades
                   de  la  vida:  No  se amolden  al  mundo  este  (Rom  12,2).  Es
                   práctica más necesaria de lo que se cree.


                        3. Romper con las falsas máximas del mundo

                   199  No creer ni secundar las falsas máximas del mundo.
                   Estas tienen una doctrina tan contraria a la Sabiduría
                   encarnada como las tinieblas a la luz, la muerte a la vida.
                   Examina  atentamente  sus  sentimientos  y  palabras.  Los
                   mundanos  piensan  y  hablan  mal  de  las  más  sublimes
                   virtudes.  Es  verdad  que  no  mienten  abiertamente,  pues
                   revisten sus mentiras con apariencias de verdad. Piensan
                   que  no  mienten,  pero  en  realidad  están  mintiendo.  Por
                   lo general, no aconsejan abiertamente el pecado, pero lo
                   consideran como acto de virtud, honesto, indiferente o sin
                   consecuencias.

                   En esta sutileza, que el mundo ha copiado del demonio
                   para  disimular  la  fealdad  del  pecado  y  de  la  mentira,
                   consiste aquella malicia de que habla San Juan: El mundo
                   entero  está  bajo  el  poder  del  malo  (1Jn  5,19),  hoy  más  que
                   nunca.


                        4. Vivir en contacto con la Sabiduría

                   200  Huir  cuanto  te  sea  posible  de  la  compañía  de  los
                   hombres.  No  sólo  la  de  los  mundanos,  tan  peligrosa  y
                   nociva, sino también la de las personas de piedad cuando
                   es inútil y hace perder el tiempo. Si deseas llegar a ser santo
                   y perfecto, debes poner en práctica estas tres palabras de
                   oro  que  la  Sabiduría  eterna  dijo  a  San Arsenio:  “¡Huye,
                   escóndete, calla!” 126



                   126 De vitis Patrum, III. Verba seniorum n 190: PL 73,801.
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