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                                                      Carta a los Amigos de la Cruz


                   dolor, ya que éste no es la última palabra del cristianismo
                   que  cree  en  la  resurrección  de  Cristo  y  de  los  fieles,  ni
                   como una incitación a una visión austera y negativa de la
                   vida cristiana que acalle el empeño de la liberación del mal
                   en todas sus formas.

                   La  carta  de  Montfort  es  palabra de  consolación  para
                   cuantos  gimen  agobiados  por  la  cruz,  pero  es  al
                   mismo  tiempo  invitación  a  reconocer  que  la  kénosis  o
                   anonadamiento  es  ley  permanente  del  cristiano,  que
                   implica  la  imitación  de  Cristo  en  la  pobreza,  el  despojo
                   de privilegios, la exclusión del poder opresivo, el rechazo
                   de una civilización aburguesada, hedonística y permisiva.
                   Pero  tal  despojamiento  no  se  absolutiza,  ya  que  la  cruz
                   y  la  anonadación  no  menguan  el  sentido  y  la  fuerza
                   transformadora de la resurrección, que garantiza en Cristo
                   los frutos de salvación y de vida nueva, hoy y siempre,
                   como ayer.

                   Suma actualidad del mensaje de la Cruz

                   “La  Iglesia  encuentra  que  debe  afrontar  hoy  desafíos
                   enormes que ponen a prueba la confianza y el entusiasmo
                   de los anunciadores... El problema aún más grave de la
                   Secularización y cambio de horizonte cultural dominado
                   por el primado de las ciencias experimentales inspiradas
                   en los criterios de la epistemología científica. Aunque se
                   muestra sensible a la dimensión religiosa y parece incluso
                   redescubrirla,  el  mundo  moderno  acepta  al  máximo  la
                   idea de un Dios creador, mientras encuentra difícil acoger
                   –como le ocurrió al auditorio de Pablo en el areópago de
                   Atenas (ver Act 17, 32-34)– «el escándalo de la cruz» (ver 1
                   Cor 1,23), el escándalo de un Dios que por amor entra en
                   nuestra historia y se hace hombre, muriendo y resucitando
                   por nosotros...”: SS. Juan Pablo II, mayo 24 de 2001.





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