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              Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort


              Finalmente,  Dios  Espíritu  Santo  ha  dicho  a  María:  Echa
              raíces, ¡fiel Esposa mía!, en el pueblo glorioso (BenS 24,12;
              VD 34); es decir, en mis escogidos.

              Por  tanto,  María  habita  en  todos  los  elegidos  y
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              predestinados. Está presente en sus corazones  , y siempre
              que  se  lo  permitan  echará  en  ellos  las  raíces  de  una
              profunda humildad, de una caridad ardiente y de todas
              las virtudes.

                  10.  María es el molde viviente de Dios
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              16  San Agustín llama a María molde viviente de Dios .
              Y, en efecto, lo es. Quiero decir que sólo en Ella se formó
              Dios como hombre perfecto, sin faltarle rasgo alguno de
              la divinidad, y que sólo en Ella se transforma el hombre
              perfectamente  en  Dios  por  la  gracia  de  Jesucristo,  en
              cuanto lo permite la naturaleza humana.


              Los escultores pueden hacer una estatua o busto perfectos
              de dos formas: 1ª - atendiéndose a su pericia, a su fuerza, a
              su ciencia y a la perfección de sus herramientas y trabajando
              sobre  una  materia  dura  e  informe;  o,  2ª  -  utilizando  un
              molde. Largo, difícil y expuesto a muchos tropiezos es el
              primer procedimiento: un golpe desafortunado de cincel
              o de martillo, basta con frecuencia para echarlo a perder
              todo. El segundo método, en cambio, es rápido, sencillo,
              suave, más económico y menos fatigoso, siempre que el
              molde sea perfecto y represente con exactitud la figura a
              reproducir y que la materia utilizada sea maleable y no
              oponga resistencia a su manejo.


              17  La presencia de María en la Iglesia se encuentra ya afirmada en un texto
                 de San German de Constantinopla (+ 733), Serm. In Dormit. B.M.: PG
                 98,344. No se trata de una presencia personal –como la de la Santísima
                 Trinidad-, sino de una presencia a través del influjo de la gracia. Ver
                 también MC 28.
              18  “Forma Dei”: San Agustin (inter opera), Serm. 208 in Assumpt. B.M. n.5:PL
                 39,2131. El verdadero autor de este sermón es Ambrosio Aupert (ver
                 PL 89,1275-1278). Montfort desarrolla y completa esta idea en VD 219.
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