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              Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort

              baba; como un sapo, que todo lo emponzoña con su veneno,
              o como una serpiente maligna, que sólo pretende engañar.
              En fin, la humilde María te hará partícipe de su profunda
              humildad, y mediante ella te despreciarás a ti mismo, no
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              despreciarás a nadie y gustarás de ser menospreciado .


              2.   PARTICIPACIÓN EN LA FE DE MARÍA

              214   2. La Santísima Virgen te hará partícipe de su fe. La
              cual  fue  mayor  que  la  de  todos  los  patriarcas,  profetas,
              apóstoles y todos los demás santos. Ahora que reina en los
              cielos, no tiene ya esa fe, porque ve claramente todas las
              cosas en Dios por la luz de la gloria. Sin embargo, con el
              consentimiento del Altísimo, no la ha perdido al entrar en
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              la gloria ; la conserva para comunicarla a sus más fieles
              servidores en la Iglesia peregrina.

              Por lo mismo, cuanto más te granjees la benevolencia de
              esta augusta Princesa y Virgen fiel, tanto más reciamente se
              cimentará toda tu vida en la fe verdadera: una fe pura, que
              hará que no te preocupes por lo sensible y extraordinario;
              una fe viva y animada por la caridad, que te hará obrar
              siempre por el amor más puro; una fe firme e inconmovible
              como una roca, que te ayudará a permanecer siempre firme
              y constante en medio de las tempestades y tormentas; una
              fe penetrante y eficaz, que –como misteriosa llave maestra–
              te permitirá entrar en todos los misterios de Jesucristo, las
              postrimerías del hombre y el corazón del mismo Dios; una
              fe intrépida, que te llevará a emprender y llevar a cabo,
              sin titubear, grandes empresas por Dios y por la salvación
              de  las  almas;  finalmente,  una  fe  que  será  tu  antorcha
              encendida, tu vida divina, tu tesoro escondido de la divina
              sabiduría  y  tu  arma  omnipotente,  de  la  cual  te  servirás
              para iluminar a los que viven en tinieblas y sombras de
              muerte,  para  inflamar  a  los  tibios  y  necesitados  del  oro


              154  Ver Imitación de Cristo, l. 1, c. 2.
              155  Ver VD 34; R Mat 25-26.
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