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↑ ÍNDICE


                                      Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen

                   5.    COMUNICACIÓN DE MARÍA Y DE SU ESPÍRITU


                   217   5. El alma de María estará en ti para glorificar al Señor
                   y su espíritu se alborozará por ti en Dios, su Salvador, con
                   tal que permanezcas fiel a las prácticas de esta devoción.
                   “Que el alma de María more en cada uno para engrandecer
                   al Señor, que el espíritu de María permanezca en cada uno
                                           163
                   para regocijarse en Dios” .
                   ¡Ah! ¿Cuándo llegará ese tiempo dichoso –dice un santo
                   varón en nuestros días, ferviente enamorado de María–,
                   cuándo llegará ese tiempo dichoso en que la excelsa María
                   sea establecida como Señora y Soberana en los corazones,
                   para  someterlos  plenamente  al  imperio  de  su  excelso  y
                   único Jesús? ¿Cuándo respirarán las almas a María como
                   los cuerpos respiran el aire? Cosas maravillosas sucederán
                   entonces en la tierra, donde el Espíritu Santo –al encontrar
                   a  su  querida  Esposa  como  reproducida  en  las  almas–
                   vendrá a ellas con la abundancia de sus dones y las llenará
                   de  gracia.  ¿Cuándo  llegará,  hermano  mío,  ese  tiempo
                   dichoso,  ese  siglo  de  María,  en  el  que  muchas  almas
                   escogidas y obtenidas del Altísimo por María, perdiéndose
                   ellas mismas en el abismo de su interior, se transformen
                   en  copias  vivientes  de  la  Santísima  Virgen  para  amar  y
                   glorificar a Jesucristo? Ese tiempo sólo llegará cuando se
                   conozca y viva la devoción que yo enseño: “¡Señor, para
                   que venga tu reino, venga el reino de María!”



                   6.   TRANSFORMACIÓN EN MARÍA A IMAGEN DE
                       JESUCRISTO


                   218   Si María, que es el árbol de la vida, está bien cultivada
                   en ti mismo por la fidelidad a las prácticas de esta devoción,
                   dará su fruto en tiempo oportuno, fruto que no es otro que
                   Jesucristo.



                   163  San Ambrosio; ver SM 54; VD 258; LG 65.
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