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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort
sería vanidad–, sino que, a veces, las realicemos delante
de los hombres con el fin de agradar a Dios y glorificarle,
sin preocuparnos por los desprecios o las alabanzas de las
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criaturas .
Voy a proponer, en resumen, algunas prácticas exteriores,
llamadas así no porque se hagan sin devoción interior,
sino porque tienen algo externo que las distingue de las
actitudes puramente interiores.
1. Preparar y hacer la consagración
227 Primera práctica. Quienes deseen abrazar esta
devoción particular –no erigida aún en cofradía, aunque
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sería mucho de desear que lo fuera – dedicarán –como he
dicho en la primera parte de esta preparación al reinado de
Jesucristo– doce días, por lo menos, a vaciarse del espíritu
del mundo, contrario al de Jesucristo, y tres semanas en
llenarse de Jesucristo por medio de la Santísima Virgen.
Para ello podrán seguir este orden:
228 Durante la primera semana dedicarán todas sus
oraciones y actos de piedad a pedir el conocimiento de sí
mismos y la contrición de sus pecados, haciéndolo todo
por espíritu de humildad. Podrán meditar, si quieren, lo
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dicho antes sobre nuestras malas inclinaciones , y no
considerarse durante los seis días de esta semana más que
como caracoles, babosas, sapos, cerdos, serpientes, cabros;
o meditar estos tres pensamientos de San Bernardo:
“Piensa en lo que fuiste: un poco de barro; en lo que eres:
un poco de estiércol; en lo que serás: pasto de gusano”.
168 San Gregorio Magno, Homilías.
169 A fines del siglo pasado (1899), Mons. Dehamel instituía en Ottawa
(Canadá), la primera “Cofradía de María, Reina de los Corazones”. San
Pío X (1913) daba el título de “Archicofradía” a la filial de Roma. En 1955,
la Santa Sede aprobó también la rama de los “Sacerdotes de María”,
que en Francia llegó a contar incluso con una floreciente Revista.
170 Ver VD 78-79.
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