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↑ ÍNDICE


                                      Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen

                   no aciertan a reproducir  a Jesucristo  a la perfección,  ya
                   por falta de conocimiento y experiencia de la persona de
                   Jesucristo, ya a causa de algún golpe mal dado que echa a
                   perder toda la obra.

                   Pero  a  quienes  abrazan  este  secreto  de  la  gracia  que  les
                   estoy presentando, los puedo comparar, con razón, a los
                   fundidores  y  moldeadores  que,  habiendo  encontrado  el
                   hermoso  molde  de  María  –en donde  Jesucristo  ha sido
                   perfecta y divinamente formado–, sin fiarse de su propia
                   habilidad, sino únicamente de la excelencia del molde, se
                   arrojan y pierden en María para convertirse en el retrato
                   perfecto de Jesucristo.

                   221      ¡Hermosa  imagen  y  verdadera  comparación!  Pero
                   acuérdate  que  no  se  echa  en  el  molde  sino  lo  que  está
                   fundido  y  líquido;  es  decir,  que  es  necesario  destruir  y
                   fundir en ti al viejo Adán para transformarte en el nuevo
                   en María.


                   7.   LA MAYOR GLORIA DE JESUCRISTO

                   222      7.  Por  medio  de  esta  práctica  observada  con  toda
                   fidelidad, darás mayor gloria a Jesucristo en un mes que
                   por cualquier otra  –por difícil  que sea–  en  varios  años.
                   Estas son las razones para afirmarlo:

                       1°  Si  ejecutas  todas  tus  acciones  por  medio  de  la
                   Santísima Virgen -como enseña esta práctica-, abandonas
                   tus propias intenciones y actuaciones,  aunque buenas
                   y conocidas,  para perderte  –por decirlo así– en las de
                   la  Santísima  Virgen,  aunque  te  sean  desconocidas.  De
                   este  modo  entras  a  participar  en  la  sublimidad  de  sus
                   intenciones, siempre tan puras que por la menor de sus
                   acciones –por ejemplo, hilando en la rueca o dando una
                   puntada con la aguja– glorificó a Dios más que San Lorenzo
                   sobre las parrillas con su cruel martirio, y aún más que
                   todos  los  santos  con  las  acciones  más  heroicas.  Esta  es
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