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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort


              se complementan con la temática de la primera carta a los
              Corintios, que es la página bíblica esencial para entender a
              Luis María de Montfort.

              “Cristo no me envió a bautizar sino a anunciar el Evangelio. Y
              no lo predico con discursos sabios, para no desvirtuar la cruz de
              Cristo. La predicación de la cruz no deja de ser locura para los que
              se pierden. Pero para los que somos salvados es poder de Dios, como
              dice la Escritura: Haré fallar la sabiduría de los sabios y echaré
              abajo las razones de los entendidos... Pues mientras los judíos
              piden señales y los griegos buscan saber, nosotros proclamamos a
              Cristo crucificado. Los judíos dicen: ¡Qué vergüenza! Los griegos:
              ¡Qué locura! Pero aquellos que Dios ha llamado, sea entre los
              judíos, sea entre los griegos, encuentran en Cristo la fuerza y la
              sabiduría de Dios. En efecto, la “locura” de Dios es más sabia que
              la sabiduría de los hombres; y la “debilidad” de Dios, es mucho
              más fuerte que la fuerza de los hombres” (1 Co 1,17-25).


              En la milenaria literatura cristiana aparece el motivo del
              Cristo Sabiduría. Ocupa un puesto importante, aunque
              no decisivo, en la temática de la escuela francesa seguida
              por Montfort. Bérulle indica sus cadencias trinitarias
              y lo relaciona con el misterio de la Encarnación. Olier,
              insistiendo en el aspecto moral de la Sabiduría, la relaciona
              con el espíritu de infancia espiritual a conseguir mediante la
              vida de unión y dependencia filial. S. Juan Eudes presenta a
              la Sabiduría  como “la esencia misma de Dios”, la luz en la
              que se conoce perfectamente a sí mismo y de la cual María
              es la “expresión maravillosa”. Aparece insistentemente
              también en otros autores del setecientos como Lallement,
              Saint-Jure, etc., la personificación de la Sabiduría increada...
              Montfort acomete antes que todo, en forma directa y frontal,
              el razonamiento sobre la Sabiduría. Es la repercusión
              original que da a la contemplación del Verbo encarnado,
              piedra angular de la espiritualidad de la Escuela Francesa.
              Una inspiración inicial reside en el concepto mismo de
              Sabiduría, dúctil, sabroso y rico de implicaciones teológicas
              y también de evocaciones poéticas, fácilmente traducido en
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