Page 524 - Obras_Completas_2da_Ed
P. 524

↑ ÍNDICE


                                             El Secreto Admirable del Santísimo Rosario

                   avergonzaras de utilizar el que su Hijo nos ha prescrito y
                   vives persuadida de que las oraciones contenidas en los
                   libros son para los sabios, mientras que el Rosario es bueno
                   solamente para las mujeres, los niños o la gente del pueblo,
                   como si las oraciones que lees en tu devocionario fueran
                   más bellas y agradables a Dios que la oración dominical.
                   ¡Dejar  de  lado  la  oración  recomendada  por  Jesucristo
                   para apegarnos a las compuestas por los hombres es una
                   tentación peligrosa!

                   No desaprobamos con esto las oraciones compuestas por
                   los  santos  para  excitar  a  los  fieles  a  alabar  a  Dios.  Pero
                   no podemos admitir que haya quienes las prefieran a la
                   que brotó de los labios de la Sabiduría encarnada, dejen
                   el  manantial  para  correr  tras  los  arroyos  y  desdeñen
                   el agua viva para ir a beber la turbia. Porque, al fin y al
                   cabo,  el  Rosario  -compuesto  de  la  oración  dominical  y
                   de la salutación angélica- es el agua limpia y eterna que
                   mana de la fuente de la gracia. Mientras que las demás
                   oraciones, que buscas y rebuscas en los libros, no son más
                   que arroyos que derivan de ellas.


                   39   ¡Dichoso quien recita la plegaria enseñada por el Señor
                   meditando atentamente cada palabra! ¡Encuentra en ella
                   cuanto  necesita  y  puede  desear!  Cuando  rezamos  esta
                   admirable plegaria, cautivamos desde el primer momento
                   el corazón de Dios, invocándolo con el dulce nombre de
                   Padre.

                   «Padre nuestro»:  el  más  tierno  de  todos  los  padres,
                   omnipotente en la creación, admirable en la conservación
                   de las criaturas, sumamente amable en su providencia e
                   infinitamente bueno en la obra de la Redención. ¡Dios es
                   nuestro Padre! ¡Entonces, todos somos hermanos y el cielo
                   es nuestra patria y nuestra herencia! ¿No bastará esto para
                   inspirarnos, a la vez, amor a Dios y al prójimo y desapego
                   de todas las cosas de la tierra?


                                                                      525
   519   520   521   522   523   524   525   526   527   528   529