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El Secreto Admirable del Santísimo Rosario
leyes, anhelando la llegada de su reino y ansiando que le
obedezcan los hombres en la tierra como le obedecen los
ángeles en el cielo. Pidiéndole que nos dé el pan de cada
día, creemos en su Providencia. Al rogarle que no nos deje
caer en la tentación reconocemos su poder. Esperando que
nos libre del mal, nos confiamos a su bondad.
El Hijo de Dios glorificó siempre al Padre con sus obras y
vino al mundo para enseñar a los hombres a glorificarlo. Y
les ha enseñado la forma de honrarlo con esta oración que
se dignó dictarles. Debemos, pues, rezarla con frecuencia
y atención y con el mismo espíritu con que Él la compuso.
DECIMOCUARTA ROSA
El Padrenuestro: Conclusión.
42 Cuando rezamos devotamente esta divina oración,
realizamos tantos actos de las más nobles virtudes
cristianas como palabras pronunciamos:
Al decir Padre nuestro que estás en el cielo, hacemos actos
de fe, adoración y humildad.
Al desear que su nombre sea santificado y glorificado
manifestamos celo ardiente por su gloria.
Al pedir la posesión de su reino, hacemos un acto de
esperanza.
Al desear que se cumpla su voluntad en la tierra como en
el cielo, mostramos espíritu de perfecta obediencia.
Pidiéndole que nos dé el pan de cada día, practicamos la
pobreza según el espíritu y el desapego de los bienes de la
tierra.
Al rogarle que perdone nuestros pecados, hacemos un
acto de contrición.
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