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El Secreto Admirable del Santísimo Rosario
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reprobación. No obstante, nada hay más cierto . Vemos,
en efecto, que quienes en nuestros días profesan novedosas
doctrinas condenadas por la Iglesia, a pesar de su aparente
piedad, descuidan en demasía la devoción del Rosario y
frecuentemente lo arrancan del corazón de quienes les
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rodean, con los pretextos más hermosos del mundo .
Evitan con cuidado condenar abiertamente el Rosario y el
escapulario –como hacen los calvinistas–. Pero su proceder
es tanto más pernicioso cuanto más sutil. Hablaremos de
ello en seguida.
51 Mi Avemaría, mi Rosario o mi corona son mi oración
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preferida y mi piedra de toque segurísima para distinguir
a quienes son conducidos por el Espíritu de Dios de
quienes se hallan bajo la ilusión del espíritu maligno. He
conocido almas que parecían volar como águilas hasta las
nubes, por la sublimidad de su contemplación. Eran, sin
embargo, miserablemente engañadas por el demonio. Solo
llegué a descubrir sus ilusiones, al ver que rechazaban el
Avemaría y el Rosario como indignos de su estima.
El Avemaría es un rocío celestial y divino, que al caer en
el alma de un predestinado le comunica una fecundidad
maravillosa para producir toda clase de virtudes. Cuanto
más regada esté un alma por esta oración tanto más se le
ilumina el espíritu, más se le abraza el corazón y más se
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fortalece contra sus enemigos .
El Avemaría es una flecha inflamada y penetrante que
unida por un predicador a la palabra divina que anuncia,
le da la fuerza de traspasar y convertir los corazones más
endurecidos, aunque el orador no tenga talento natural
extraordinario para la predicación.
18 Ver VD 250
19 La observación de Montfort parece no haber perdido actualidad.
20 La idea y la expresión vuelve a resonar en la voz del Papa Juan Pablo II:
“El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa
en su sencillez y en su profundidad”. (Octubre 29/78).
21 Ver VD 249-253.
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