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El Secreto Admirable del Santísimo Rosario
La reina del cielo –dicen San Bernardo y San Buenaventura–
no es menos agradecida y cortés que las personas nobles y
bien educadas de este mundo. Las aventaja en esta virtud
como en las demás perfecciones y no permitirá que la
honremos con respeto sin devolvernos el ciento por uno.
“María –dice San Buenaventura– nos saluda con la gracia,
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siempre que la saludamos con el Avemaría” .
¿Quién podrá comprender las gracias y bendiciones que el
saludo y mirada benigna de María atraen sobre nosotros?
En el momento en que Santa Isabel oyó el saludo que le
dirigía la Madre de Dios, quedó llena del Espíritu Santo y el
niño que llevaba en su seno saltó de alegría. Si nos hacemos
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dignos del saludo y bendición recíprocos de la Santísima
Virgen, seremos, sin duda, colmados de gracias y un torrente
de consuelos espirituales inundará nuestras almas.
DECIMONOVENA ROSA
El Avemaría: – Feliz intercambio.
53 Está escrito: Den y se les dará (Lc 6.38). Recordemos la
comparación del Beato Alano: “Si te doy cada día ciento
cincuenta diamantes, ¿no me perdonarías aunque fuese
enemigo mío? Y si eres mi amigo, ¿no me otorgarás todos
los favores posibles? ¿Quieres enriquecerte con todos los
bienes de la gracia y de la gloria? ¡Saluda a la Santísima
Virgen, honra a tu bondadosa Madre!”. El que da gloria
a su madre se prepara un tesoro (BenS 3,4). Preséntale, al
menos, cincuenta Avemarías diariamente, cada una de
ellas contiene quince piedras preciosas que agradan más
a María que todas la riquezas de la tierra. ¿Qué no podrás,
entonces, esperar de su generosidad? Ella es nuestra
Madre y amiga. Es la Emperatriz del universo y nos ama
más de lo que todas las madres y reinas juntas amaron a
23 Ver VD 144.181...
24 Porque María no se deja vencer en generosidad. Ver VD 121, 133...
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