Page 575 - Obras_Completas_2da_Ed
P. 575
↑ ÍNDICE
Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort
en recompensa del Rosario que le rezaba cada día, hizo
edificar un convento en Dinán para los religiosos de la
nueva Orden de Santo Domingo. Después se hizo religioso
y murió santamente en Orleans.
107 Igualmente, Otero, soldado bretón de Vaucouleurs,
hizo huir muchas veces compañías enteras de herejes y
ladrones con su Rosario y espada al brazo. Sus enemigos,
después de las derrotas sufridas, le aseguraron que habían
visto su espada resplandeciente y, algunas veces, un escudo
en su brazo en el cual estaban grabadas las imágenes de
Jesucristo, la Santísima Virgen y los santos, que le hacían
invencible y le daban fuerza en la batalla.
Cierta vez, con diez compañías, venció a veinte mil herejes,
sin perder uno solo de sus soldados. Hecho que impresionó
tanto al general del ejército enemigo, que fue en busca de
Otero, abjuró de la herejía y declaró que lo había visto
cubierto de armas de fuego durante el combate.
TRIGESIMOQUINTA ROSA
El Cardenal Pedro.
108 Refiere el Beato Alano que un cardenal, de nombre
Pedro, del título de Santa María del Tíber, instruido por
Santo Domingo –íntimo amigo suyo– en la devoción del
Santo Rosario, se interesó tanto por ella que se convirtió en
su panegirista y la inculcaba a cuantos podía. Enviado como
legado a Tierra Santa, entre los cristianos que combatían a
los sarracenos, persuadió tan maravillosamente el ejército
cristiano acerca de la eficacia del Rosario, que –practicando
todos esta devoción para implorar la ayuda del cielo– en
un combate, con sólo tres mil triunfaron sobre cinco mil.
Los demonios –ya lo hemos visto– temen infinitamente
al Rosario. Dice San Bernardo que la Salutación angélica
576