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↑ ÍNDICE
El Amor de la Sabiduría Eterna
derroche tanta magnificencia y se complazca tanto como
en la incomparable María.
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Por ello, los Santos Padres la definen como santuario
de la divinidad, descanso y complacencia de la Santísima
Trinidad, trono de Dios, ciudad de Dios, altar de Dios,
templo de Dios, mundo y paraíso de Dios. Epítetos y
alabanzas que resultan verdaderas en relación con las
múltiples maravillas que el Altísimo ha realizado en María.
209 Es así como sólo por María podrás obtener la
Sabiduría.
Pero, si llegamos a recibir un don tan sublime como el
de la sabiduría, ¿dónde lo colocaremos? ¿Qué casa, qué
lugar, qué trono ofreceremos a una Reina tan pura y
resplandeciente, ante la cual los rayos del sol no son sino
fango y tinieblas? Quizás respondas que la Sabiduría sólo
busca nuestro corazón, y que basta ofrecérselo y colocarla
en él.
210 ¿Ignoras, quizás, que nuestro corazón está manchado
e impuro, es carnal y está lleno de múltiples pasiones,
y, por tanto, es indigno de hospedar a tan santo y noble
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huésped? Y, aun cuando tuviéramos cien mil corazones
como el nuestro y se los ofreciéramos para que le sirvan
de trono, con todo derecho podría despreciar nuestro
ofrecimiento, permanecer sorda a nuestras solicitudes,
acusarnos de temeridad e insolencia por pretender alojarla
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en lugar tan infecto e indigno de su majestad .
211 ¿Qué hacer, pues, para que nuestro corazón sea digno
de la Sabiduría?
141 VD 262.
142 SM 72-74; VD 79.81.213.245.
143 Recuérdese lo dicho en Jn 15,5 y GS 13. La afirmación del P. de Montfort
no quiere contradecir en forma alguna lo que sabemos sobre la dignidad
de la persona humana (Ver DH 1).
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