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↑ ÍNDICE


                                                      Carta a los Amigos de la Cruz


                   toscas e inservibles que hay que descartar y apartar de la
                   construcción.  ¡Cuidado  con  poner  resistencia  al  martillo
                   que  los  golpea!  ¡Cuidado  con  resistir  al  cincel  que  los
                   labra o a la mano que los pule! ¡Quizás Dios, como hábil
                   y amoroso arquitecto quiere convertirlos en una de esas
                   piedras  fundamentales  en  su  edificio  eterno,  en  uno  de
                   los retablos más hermosos de su reino celestial! ¡Déjenle
                   actuar! El les ama a ustedes, sabe lo que les hace falta y
                   es artista consumado. Todos sus golpes son acertados y
                   amorosos. No da golpe alguno en falso, si ustedes no lo
                   inutilizan con su falta de paciencia.

                   29    El Espíritu Santo compara la Cruz, a veces a un cernedor
                   que separa el buen trigo de la paja y la hojarasca (Is 41,16; Jr
                   15,7; Mt 3,12; Lc 3,17). Déjense, pues, sacudir y zarandear,
                   como el grano en el cernedor sin poner resistencia: están
                   en el aventador del Padre de familia y pronto pasarán a
                   su  granero.  Otras  veces  compara  la  cruz  al  fuego  que
                   con la energía de sus llamas quita el orín al hierro. Dios
                   es un fuego devorador (Heb 12,29; Ver Dt 4,24; 9,3) y, por
                   la cruz, habita en el alma para purificarla sin consumirla,
                   como se hizo presente en otro tiempo, en la zarza ardiente
                   (Ver Ex 3,2-3). Por último, la compara también al crisol de
                   una fragua donde se refina el oro auténtico (Ver Prov 17,3;
                   BenS 2,5; 1Pe 1,7), mientras el falso se desvanece en humo;
                   el  verdadero  tolera  pacientemente  la  prueba  del  fuego,
                   mientras el oropel se alza en humo contra las llamas. En el
                   crisol del sufrimiento se purifican los verdaderos Amigos
                   de la Cruz, mediante la paciencia, mientras los enemigos
                   de ella se disipan en humo (Ver Sal 37 [36],20; 68 [67],3) a
                   causa de su impaciencia y murmuraciones.


                      7° Hay que sufrir
                      1) como los santos...

                   30   Contemplen, queridos Amigos de la Cruz, contemplen
                   la  nube  inmensa  de  testigos  (Heb  12,1)  que,  sin  decir
                   palabra,  prueban  lo  que  estoy  diciendo.  Vean  desfilar
                                                                      275
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