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↑ ÍNDICE


                                                      Carta a los Amigos de la Cruz


                   Sí, hermanos carísimos, convénzanse de que el verdadero
                   paraíso terrestre consiste en padecer por Jesucristo.
                   Pregunten a todos los santos. Les contestarán que jamás
                   han participado en banquete tan delicioso para el espíritu
                   como  cuando  sufrieron  los  mayores  tormentos.  “Que
                   todos los suplicios del infierno caigan sobre mí”, decía san
                                                                        17
                   Ignacio Mártir  . “O padecer o morir”, decía Santa Teresa.
                                 16
                   “No morir sino padecer”, exclamaba santa Magdalena de
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                   Pazzis . “Sufrir y ser menospreciado por ti”, añadía san
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                   Juan de la Cruz . Muchos otros santos han hablado de la
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                   misma manera, como se lee en sus biografías.
                   ¡Confíen en Dios, queridos cofrades! Cuando padecemos
                   con alegría y por Dios, la cruz es para todos objeto de toda la
                   clase de deleites, dice el Espíritu Santo (Sant 1,2). La alegría
                   que brinda la cruz es mayor que la del campesino que se
                   viera  elevado  al  trono  real,  mayor  que  la  del  mercader
                   que ganara millones, mayor que la del prisionero que se
                   viera  liberado  de  sus  cadenas.  Imagínense  finalmente,
                   las  mayores  alegrías  de  la  tierra...  ¡La  de  una  persona
                   crucificada y que sabe padecer como es debido las aventaja
                   a todas!


                      3.  ...nada tan glorioso...

                   35    ¡Alégrense,  pues!  Salten  de  gozo,  cuando  Dios  les
                   regale alguna cruz. Porque desciende sobre ustedes, y esto
                   sin que se den cuenta, lo más valioso que existe en el cielo
                   y en el mismo Dios. ¡Ciertamente, el mejor regalo de Dios

                   16  Ver AC 32 nt.
                   17  Ver Breviario Romano, 15 oct., 3a Lectura.
                   18  Ibid., 29 mayo 3a. lectura
                   19  Ibid., 24 nov. 3a. lectura
                   20  Ver  San  Juan  Crisóstomo,  Monitum in Homiliam de gloria in
                      tribulationibus : PG 51,155-164. Entre los santos que « hablan el mismo
                      lenguaje » conviene citar al mismo Montfort, cuyo mayor sufrimiento era no
                      sufrir. Su famosa exclamación: «¡Ninguna cruz, qué cruz !», pronunciada
                      en medio del éxito de la misión de Vertou en 1708, lo retrata perfectamente
                      y merece que la juntemos a las fórmulas citadas por él. Ver Grandet, p.
                      332-334.
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