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↑ ÍNDICE
Carta a los Amigos de la Cruz
hasta el mismo Dios le contemplan con alegría, como el
espectáculo más glorioso. Y, si los santos tuvieran algún
deseo, sería el de volver a este mundo para llevar algunas
cruces.
39 Ahora bien, si la gloria de la cruz es tan sublime ya en
este mundo, ¿cuál no será la que logrará en el cielo? ¿Quién
explicará, quién alcanzará a comprender la riqueza eterna de
gloria (2Cor 4,17) que nos obtiene el llevar debidamente la
cruz por un solo momento? ¿Quién comprenderá la que
adquiere de un día y, a veces, en toda una vida de cruces
y dolores?
40 No cabe duda, queridos Amigos de la Cruz, de que el
cielo les prepara una sublime misión, dice un gran santo,
dado que el Espíritu Santo los une tan estrechamente con
lo que el mundo rehuye con tanto empeño. No cabe duda
de que Dios quiere hacer llegar a la santidad a todos los
Amigos de la Cruz, con tal que permanezcan fieles a su
vocación y lleven la cruz como es debido, es decir, como la
llevó Jesucristo.
4. COMPROMETERSE CON JESUCRISTO: «Y ME SIGA»
41 Pero no basta con sufrir: también tanto el demonio
como el mundo tienen sus propios mártires. Es preciso
padecer y llevar la cruz en seguimiento de Jesucristo: “que
me siga” (Mt 16,24; Lc 9,23). Es decir, hay que llevar la cruz
como Jesús llevó la suya.
Para ello, éstas son las consignas que deben seguir:
Catorce reglas para llevar bien la cruz
1ª No se busquen cruces de propósito...
42 No se busquen cruces de propósito y por su propia
cuenta: no hay que hacer el mal para lograr el bien (Ver
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