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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort
la viva llama de tu amor,
acrézcase en incendio;
arda siempre en el altar de mi corazón,
queme en mis entrañas,
incendie lo íntimo de mi alma,
y que en el día de mi muerte
comparezca yo del todo perfecto en tu presencia.
Amén .
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He querido transcribir esta maravillosa plegaria de San
Agustín para que, repitiéndola todos los días, pidas el
amor de Jesucristo, ese amor que estamos buscando por
medio de la excelsa María.
2. PERTENECEMOS A JESÚS Y A MARÍA
68 Segunda verdad. De lo que Jesucristo es para nosotros,
debemos concluir, con el Apóstol (1Cor 3,23; 6,19-20; 12,27),
que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que
somos totalmente suyos, como sus miembros y esclavos,
comprados con el precio infinito de toda su sangre (1Pe
1,19).
Efectivamente, antes del Bautismo pertenecíamos al
demonio como esclavos suyos. El Bautismo nos ha
58
convertido en verdaderos esclavos de Jesucristo , que no
debemos ya vivir, trabajar ni morir sino a fin de fructificar
para este Dios-Hombre (Rom 7,4), glorificarlo en nuestro
cuerpo y hacerlo reinar en nuestra alma, porque somos su
conquista, su pueblo adquirido y su propia herencia (1Pe
2,9). Por la misma razón, el Espíritu Santo nos compara a:
1°. árboles plantados junto a la corriente de las aguas de
la gracia, en el campo de la Iglesia, que deben dar fruto en
tiempo oportuno (Sal 1,3); 2°. los sarmientos de una vid,
57 La oración está entresacada de diferentes obras de san Agustín.
58 “... Nosotros, los cristianos, más que ningún otro debemos entregarnos
y consagrarnos como esclavos al Redentor, Señor nuestro” (Catecismo
del Concilio de Trento, I, c.3, n. 12.
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