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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort
La esclavitud voluntaria es la más perfecta y gloriosa
para Dios, que escruta el corazón (1Sam 16,7), nos lo pide
para sí y se llama Dios del corazón (Sal 73 [72],26) o de
la voluntad amorosa. Efectivamente, por esta esclavitud
voluntariamente asumida, optas por Dios y por su servicio,
sin que importe todo lo demás, aunque no estuvieses
obligado a ello por naturaleza.
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71 Hay una diferencia total entre criado y esclavo :
1. El criado no entrega a su patrón todo lo que es, todo lo
que posee ni todo lo que puede adquirir por sí mismo
o por otro; el esclavo se entrega totalmente a su amo,
con todo lo que posee y puede adquirir, sin excepción
alguna.
2. El criado exige retribución por los servicios que presta
a su patrón; el esclavo, por el contrario, no puede exigir
nada, por más asiduidad, habilidad y energía que ponga
en el trabajo.
3. El criado puede abandonar a su patrón cuando quiera o,
al menos, cuando expire el plazo del contrato; mientras
que el esclavo no tiene derecho de abandonar a su amo
cuando quiera.
4. El patrón no tiene sobre el criado derecho alguno de
vida o muerte, de modo que, si lo matase como a uno de
sus animales de carga, cometería un homicidio; el amo,
en cambio –conforme a la ley–, tiene sobre su esclavo
derecho de vida y muerte, de modo que puede venderlo
a quien quiera o matarlo –perdóname la comparación–,
como haría con su propio caballo.
5. Por último, el criado está al servicio del patrón sólo
temporalmente; el esclavo lo está para siempre.
72 Nada hay entre los hombres que te haga pertenecer
más a otro que la esclavitud. Nada hay tampoco entre los
cristianos que nos haga pertenecer más completamente
59 Montfort quiere decir que nuestra dependencia de Dios y nuestra
pertenencia a Él son absolutas.
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