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Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort
experimentan mayor placer que cuando obedecen alguna
de sus órdenes de bajar a la tierra a socorrer a alguno de
sus servidores.
205 3- Y ¿qué hace esta tierna Madre cuando le entregas
y consagras cuerpo y alma y cuanto de ellos depende sin
excepción alguna? Lo que hizo Rebeca en otro tiempo con
los cabritos que le llevó Jacob: 1) los mata y hace morir
a la vida del viejo Adán; 2) los desuella y despoja de su
piel natural, de sus inclinaciones torcidas, del egoísmo y
voluntad propia y del apego a las criaturas; 3) los purifica
de toda suciedad y mancha de pecado; 4) los adereza al
gusto de Dios y a su mayor gloria. Y como sólo Ella conoce
perfectamente en cada caso el gusto divino y la mayor
gloria del Altísimo, sólo Ella puede, sin equivocarse,
condimentar y aderezar nuestro cuerpo y alma a este gusto
infinitamente exquisito y a esta gloria divinamente oculta.
206 4- Luego que esta bondadosa Madre recibe la ofrenda
perfecta que le hemos hecho de nosotros mismos y de
nuestros propios méritos y satisfacciones –por la devoción
de que hemos hablado–, nos despoja de nuestros antiguos
vestidos, nos engalana y hace dignos de comparecer ante
el Padre del cielo:
1. nos reviste con los vestidos limpios, nuevos, preciosos
y perfumados de Esaú, el primogénito, es decir, de
Jesucristo, su Hijo, los cuales guarda Ella en casa, o sea,
tiene en su poder, ya que es la tesorera y dispensadora
universal y eterna de las virtudes y méritos de su
Hijo Jesucristo. Virtudes y méritos que Ella concede y
comunica a quien quiere, cuando quiere, como quiere y
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cuanto quiere, como ya hemos dicho ;
2. cubre el cuello y las manos de sus servidores con las
pieles de los cabritos muertos y desollados, es decir,
los engalana con los méritos y el valor de sus propias
acciones. Mata y mortifica, en efecto, todo lo imperfecto
145 San Bernardino de Siena; ver VD 25.141; SM 10.
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