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                                             El Secreto Admirable del Santísimo Rosario

                   Después de atraer a la cofradía del Rosario a más de cien
                   mil personas,  murió en Zwolle, Flandes, el 8 de septiembre
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                   de 1475 .
                   28     Envidioso el demonio de los grandes frutos que el Beato
                   Tomás de San Juan –célebre predicador del Santo Rosario–
                   lograba con esta práctica, lo redujo con duros tratos a una
                   larga y penosa enfermedad en la que fue desahuciado por
                   los médicos. Una noche, creyéndose a punto de morir, se
                   le  apareció  el  demonio,  bajo  una  espantosa  figura.  Pero
                   él  levantó  los  ojos  y  el  corazón  hacia  una  imagen  de  la
                   Santísima Virgen que se hallaba cerca de su lecho  y gritó
                   con todas sus fuerzas: “¡Ayúdame! ¡Socórreme! ¡Dulcísima
                   Madre mía!”.

                   Tan pronto como pronunció estas palabras, la imagen de
                   la Santísima Virgen le tendió la mano y agarrándole por el
                   brazo le dijo: «¡No tengas miedo, Tomás, hijo mío! ¡Aquí
                   estoy  para  ayudarte!  Levántate  y  sigue  predicando  la
                   devoción de mi Rosario, como habías empezado a hacerlo.
                   ¡Yo te defenderé contra todos tus enemigos!»

                   A estas palabras de la Santísima Virgen huyó el demonio.
                   El enfermo se levantó perfectamente curado, dio gracias a
                   su bondadosa Madre con abundantes lágrimas y continuó
                   predicando  el Rosario con éxito maravilloso.

                   29     La Santísima Virgen no favorece solamente a quienes
                   predican  el  Rosario,  sino  que  recompensa  también
                   gloriosamente a quienes con su ejemplo atraen a los demás
                   a esta devoción.

                   Alfonso,  rey  de  León  y  de  Galicia,  deseando  que  todos
                   sus  criados  honraran  a  la  Santísima  Virgen  con  el
                   Rosario,  resolvió,  para  animarlos  con  su  ejemplo,  llevar

                   11  Otro tanto haría en sus 16 años de sacerdocio su comprovinciano, San
                      Luis María de Montfort (1673-1716). Facultado por el Superior General
                      de la Orden de Predicadores, inscribió en las Cofradías del Rosario que
                      fundó o restauró a más de 100.000 personas.
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