Page 512 - Obras_Completas_2da_Ed
P. 512

↑ ÍNDICE


                                             El Secreto Admirable del Santísimo Rosario

                   Y  si  dejas  de  rezarlo  por  pura  negligencia,  pero  sin
                   desprecio formal, absolutamente hablando tampoco pecas.
                   Pero pierdes la participación en las oraciones,  buenas
                   obras y méritos de la cofradía. Y por tu negligencia en cosas
                   pequeñas y de supererogación, caerás insensiblemente en
                   la infidelidad a las cosas grandes y de obligación esencial:
                   Quien desprecia lo pequeño, poco a poco se precipita (BenS 19,1).


                   SEXTA ROSA


                       El Salterio de María.

                   22    Desde  que  Santo  Domingo  estableció  esta  devoción
                   hasta el año 1460, en que el Beato Alano la restauró por
                   orden del cielo, se la denominó el salterio de Jesús y de la
                   Santísima Virgen. Porque contiene tantas Avemarías como
                   salmos tiene el salterio de David y porque los sencillos e
                   ignorantes que no pueden rezar el salterio davídico sacan
                   de la recitación del Santo Rosario tanto o mayor fruto que
                   el que se consigue con la recitación de los salmos de David:

                   1.  porque el salterio angélico tiene un fruto más noble, a
                       saber, el Verbo encarnado, a quien el salterio davídico
                       solamente predice;
                   2.  porque así como la realidad supera a la imagen y el
                       cuerpo  a  la  sombra,  del  mismo  modo  el  salterio  de
                       Santísima Virgen sobrepasa al de David que solo fue
                       sombra y figura de aquel;
                   3.  porque la Santísima Trinidad inventó directamente el
                       salterio de la Santísima  Virgen, es decir, el Rosario,
                       compuesto de Padrenuestros y Avemarías.

                   El sabio Cartagena refiere al respecto: El sapientísimo de
                   Aix-la-Chapelle,  J.  Bessel,  en  su  libro  sobre  la  Corona de
                   Rosas, escrito al Emperador Maximiliano, dice: “No puede
                   afirmarse  que  la  salutación  mariana  sea  una  invención
                   reciente. Se extendió con la Iglesia misma. Efectivamente,
                   desde los orígenes de la Iglesia, los fieles más instruidos
                                                                      513
   507   508   509   510   511   512   513   514   515   516   517